Dos cabalgan juntos

El desconfianza que ha rodeado siempre a la mesa de diálogo invitó a pensar que los chefs de ambas administraciones que han cocinado los acuerdos podrían presentar una tortilla sin huevos, pero hay que ojear que al final han acabado presentar un menú más que aceptable. Es verdad que para una parte de la sociedad catalana, la que se sentirá hoy en la requisito de manifestarse a valenza de Laura Borràs, todo lo que no sea conseguir la remisión y el referéndum por la independencia sabe a acertadamente poco. Pero si elevamos un poco la examen y recordamos el origen del conflicto catalán, con dos gobiernos enfrentados y de espaldas al diálogo, podemos coincidir que el cambio ha sido radical. Ambas partes se comprometieron ayer por escrito, entre otras cosas, a defender y proteger a la lenguaje catalana, repeler la criminalización del independentismo y desarrollar su actividad política en el ámbito de las instituciones vigentes. Esto significaría, traducido a la vida experiencia, que el Gobierno central evitaría acudir a la judicialización del conflicto, como hizo el ejecutor del PP, y la Generalitat no aprobaría hoy las leyes de desconexión ni impulsaría un referéndum.

El consenso oficializado ayer viene de acullá. Los acuerdos sobre el catalán estaban pactados desde hace varias semanas, pero la aparición del caso Pegasus lo trastocó todo. Ahora, ambas partes han tenido los suficientes reflejos como para posponer este espinoso asunto, que sigue encallado, y centrarse en aprobar el resto. Los siguientes pasos, especialmente los que afectan a las reformas legislativas a las que se compromete el Gobierno de Pedro Sánchez, igualmente están acordados, pero ayer no trascendieron. Los republicanos arrancaron la promesa de que se hagan existencia antiguamente de rematar el año.

Mesa del diálogo entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Catalunya

Mesa del diálogo entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat de Catalunya

Emilia Gutierrez

El pacto corto ayer por los dos gobiernos supone igualmente cascar una nueva etapa en la relación entre PSOE y ERC, que se ligan a un futuro en global. Para los republicanos es una intrepidez importante amoldonado cuando su acuerdo con Junts pasa por su peor momento a causa de la táctica de la mesa de diálogo y por el futuro de Borràs. No deja de ser significativo que cuando ERC está peor con Junts es cuando mejor está con el PSOE. Dos cabalgan juntos..., pero solo uno es independentista.

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