Ricard Miralles sabe de cambio climático y de incendios forestales, dos utensilios que parecen formar parte de una misma ecuación y que analizó con detalle en su memoria en la que investigó a fondo 40 primaveras de climatología y fuegos en Catalunya. Conversamos en plena ola de calor, cabal cuando el Bages ha hasta la coronilla (otra vez) y cuando España sufre su peor verano de lucha contra las llamas de los últimos 15 primaveras.
Miralles es Doctor cum laude por la Universitat de Barcelona en Geogonia Física (Meteorología y Climatología) y Medio Bullicio. Acumula varios másters, en Planificación Territorial y Papeleo Ambiental; en Meteorología; en Climatología Aplicada y otro en el ámbito de la docencia, puesto que ahora enseña sus conocimientos a los alumnos de Secundaria, a los que inculca además el respeto por la naturaleza. Es Titulado en Ciencias Ambientales y en Geogonia.
En su memoria apunta que julio es el mes con más incendios, seguido de agosto, pero, podríamos pensar que es deductivo al ser pleno verano.
Tradicionalmente siempre ha habido muchísimos incendios en el clima mediterráneo localizados en julio y agosto, pero lo cierto es que hay veranos con ola de calor y otros que no. Este año hemos empezado el verano con dos olas de calor fuertes y se calma otra para comienzos de la próxima semana. Esto favorece mucho los incendios forestales porque hace muchos días que no llueve, los pantanos están bajo mínimos y la cubierta vegetal está muy sequía.
Entonces, ¿cuáles son los factores que favorecen que se produzcan incendios forestales?
Uno es el factótum geográfico; otro, el biológico y otro, el meteorológico. Por lo tanto, si coinciden las altas temperaturas (de 30 grados o más), humedad relativa desestimación y derrota (de aproximadamente 30 km/h) y la cubierta vegetal sufre de estrés hídrico, porque hace mucho que no llueve, la probabilidad de ignición es muy reincorporación.

Ricard Miralles, en el claustro del monasterio de Pedralbes.
Pero, a pesar de todo esto, el zaguero gran incendio en el Bages ha sido provocado.
Sí, es que prácticamente el 90% de los fuegos son provocados. Adentro de este porcentaje del 90% se incluyen además las negligencias.
O sea, una cosa es un incendio causado premeditadamente por un pirómano y otra un fuego originado por cierto que tira una colilla desde un coche.
Por ejemplo. O, además, podría ser negligencia un incendio provocado en una combustión en un campo agrícola.
¿Eso sería otro tipo de imprudencia?
Exacto.
Veamos los datos concretos, pues.
Dejando de costado un 10% de incendios provocados aproximadamente por la caída de rayos, el resto tienen un origen antropogénico.
O sea, que la gran mayoría son omisión nuestra, los seres humanos.
Las negligencias suponen el 41% de los incendios (y la combustión agrícola es la principal negligencia). Los fuegos intencionados son un 25% y un 11% son accidentes (la centro por líneas eléctricas). Y el 12% se consideran de causa desconocida.
Pero, en su memoria afirma que hay más incendios pero queman menos hectáreas. ¿Poco se está haciendo perfectamente?
La frecuencia de los incendios tiende a aumentar, pero la magnitud disminuye porque progreso mucho la prevención y los efectivos de acabamiento. En Catalunya, por ejemplo, se dedican bastantes posibles económicos a la prevención. Hay campañas y seguimiento.
En cambio, hay críticas porque no se está haciendo un buen mantenimiento de los bosques y no se está utilizando lo suficiente al rebaño para que ayuden a una pundonor natural.
Sí, hay un debate de por qué no hacer una mejor administración forestal como prevención de incendios forestales. En este ámbito se debería desempeñarse con más eficiencia porque se evitarían muchos de los grandes fuegos. Para que se considere un GIF (Gran Incendio Forestal) debería cubrir al menos 500 hectáreas, como ha pasado en el zaguero del Bages. Si las administraciones hicieran este esfuerzo de progreso de la administración forestal en los meses previos al verano, seguramente, habría mejores cortafuegos.


Ricard Miralles.
Por lo tanto, con una buena administración forestal el zaguero fuego del Bages no hubiera sido tan importante.
Se hubiera podido controlar mejor.
Pero, entonces, ¿qué papel juega aquí el cambio climático si resulta que la gran mayoría de los incendios los provocamos los seres humanos?
El cambio climático crea las condiciones medioambientales adecuadas para originar un peligro potencial de incendio. Cualquier pequeña ignición puede dar pie a un gran fuego. Cualquier pequeño mueca, porque dejar una botella que pueda hacer de lupa con el sol puede causar un incendio, porque el clima lo está favoreciendo cada vez más.

Por lo tanto, es evidente que está el objetivo del cambio climático, pero aún lo es más que todo empieza por la comportamiento de las personas.
Exacto. Hace equivocación una mejor educación ambiental. Seguramente, esto debe nacer en las escuelas internamente de las asignaturas de medio natural. Yo, como docente, lo hago. Esta conciencia social debe venir además desde la escuela y desde el entorno casero. Si tenemos sociedades más concienciadas medioambientalmente nos calma un futuro mejor.
El caso de los incendios en Catalunya, que ha estudiado en su memoria, ¿se puede inferir al conjunto de España?
Catalunya tiene un clima conveniente peculiar, con una riqueza colosal, porque tiene una de las geografías más complejas del mundo. Tiene una serie de sierras dispuestas perpendicularmente a la costa y otras longitudinalmente que hace que se cree un baldosín de climas muy variado en un espacio estrecho. Esto, extrapolarlo al resto de España, es complicado, porque no tiene todo este relieve concentrado en una zona tan pequeña.
Apunta que es cabal el Bages, con el Alt Empordà, las zonas donde se concentran la mayoría de incendios.
Históricamente los grandes fuegos son en la zona central, aunque hay algunos más secundarios en el campo de Tarragona.
Si nos fijamos en Galicia, donde en principio llueve más, el factótum incendio provocado podemos deducir que sería muy importante, ¿no es así?
Exacto. Si nos fijamos en los datos de este año, Galicia y Castilla y Audaz concentran más de 60.000 hectáreas quemadas. De éstas, Galicia unas 15.000. Y es que, si perfectamente Galicia es lluviosa, por último las precipitaciones están siendo inferiores a lo corriente y las temperaturas están siendo más altas de lo habitual.

Ricard Miralles, en el parque del monasterio de Pedralbes.
El termómetro está irreflexivo.
Precisamente, en Londres se han recorrido récords. En Italia, además. La última ola de calor no solo se ha notado en el sur, sino además en el septentrión de Europa.
Por lo tanto, sí que se nota el cambio climático, pero el hecho fundamental de que haya o no un incendio es la gala del ser humano, ya sea por imprudencia o directamente provocando el fuego intencionadamente.
Sí, sí, desgraciadamente es así. Y el cambio climático lo que hace es aumentar el peligro potencial de incendio. Está ahí escondido hasta que cualquier chispa lo provoque. Por eso es muy importante la conciencia medioambiental y ejecutar perfectamente los bosques desde finales de invierno, aunque debemos corresponder mucho al menos en Catalunya todo el trabajo que se hace de prevención.

Por otra parte, la sequía es evidente desde hace meses, no solo en verano. ¿Eso quiere asegurar que nos podemos obtener a encontrar con un gran incendio en invierno?
A veces creemos que los fuegos solo son en verano, pero no es cierto. Históricamente ha habido incendios importantes en invierno, aunque son más fáciles de extinguir. Por lo tanto, es muy importante además el factótum de la equivocación de precipitaciones.
Y los megaincendios que se han registrado, por ejemplo, en Australia, ¿es impensable que se produzcan aquí?
Finalmente se cree que podría obtener a ocurrir un gran incendio que abarcara más de una comunidad, Catalunya y Aragón.
Pues ya sabemos la prescripción para evitarlo.
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