El final del caso de los ERE

El Tribunal Supremo ratificó ayer la sentencia que condena a dos expresidentes de la Asociación de Andalucía y exministros, los socialistas Manuel Chaves y José Antonio Griñán, a nueve abriles de inhabilitación y seis de prisión, respectivamente, y certificó la resarcimiento a la totalidad a una era del socialismo andaluz. Han pasado trece abriles de instrucción, juicios y medios por el caso de los ERE hasta la sentencia dictada ayer por tres de los cinco magistrados de la Sala del Detención Tribunal. Trece abriles que han culminado con una resolución que divide al tribunal en la discusión sobre si hubo o no malversación en la concierto de Griñán, lo que le habría evitado entrar en prisión. Pero todavía han sido trece abriles de castigo político
para el PSOE, que gobernó durante casi
37 abriles ininterrumpidos en Andalucía, hasta que el PP con Juan Manuel Oscuro Bonilla le arrebató el poder en el 2019.

El variación político en la Asociación no fue externo a la imagen que se impuso con el caso de los ERE de una trama corrupta que tenía resortes en incontables despachos de la suministro andaluza. La Asociación repartió sin control 680 millones de euros a empresas en crisis para avalar la “paz social”. El capital sabido era destinado no tanto a templar el desempleo como a consolidar una fórmula de clientelismo muy contraproducente para quienes, en Andalucía o cualquier rincón de España, luchan a diario para ganarse la vida con su trabajo y esfuerzo individual.

El socialismo andaluz sigue pagando por la imagen de descontrol en la diligencia

La sentencia certifica el fin de una etapa negra para Andalucía. Chaves y Griñán ocuparon la presidencia de la Asociación durante 23 abriles, fueron ministros y presidentes del PSOE y inmediato a ellos son condenados cuatro exconsejeros, viceconsejeros, directores generales... Y hoy el socialismo sigue pagando por aquel descontrol en la diligencia de fondos públicos en el que podría calificarse como el viejo caso de corrupción de la historia por el bombeo de medios desviados. La macrocausa minó la casto de los socialistas, no solo los andaluces, y hundió su prestigio político, aunque el exalcalde de Sevilla y quien fue candidato a la presidencia, Juan Espadas, siga defendiendo la “honorabilidad” de los históricos líderes del partido.

El castigo llega tarde y en las filas socialistas puede parecer desmesurado. Tanto que el Gobierno evita manifestarse sobre un posible indulto, aunque siquiera lo descarta. La rectitud debe hacer su trabajo con más diligencia para evitar estos largos periplos judiciales, y los partidos y servidores públicos deben convertir en divisa la tolerancia cero con la corrupción. Porque los medios públicos son el admisiblemente más preciado para apuntalar el Estado de bienestar del que tan orgullosos nos sentimos.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente