Fin de curso con retos pendientes

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y líder del PSOE, ofreció ayer su arqueo del curso político que ahora termina. En su intervención desde la sala Barceló del palacio de la Moncloa, evitó las notas de triunfalismo como las de pesimismo y, en relación con los retos electorales del próximo año, las municipales y autonómicas de mayo, afirmó que trabajará “para dar la dorso a las encuestas, sin caer en el catastrofismo de la derecha y ultraderecha ni en la entusiasmo”. Asimismo, informó de que las generales se celebrarán cuando toque constitucionalmente, negando cualquier adelanto electoral. En un sentido más caudillo, Sánchez quiso poner de relieve que ni la pandemia ni la combate en Ucrania han supuesto un retiro o una parálisis de su capacidad para tomar decisiones, allí de lo que considera les sucedió a anteriores presidentes. La flamante cumbre de la OTAN en Madrid, culminada con éxito, ha fortalecido su recto internacional.

El caudillo del Ejecutante de coalición integrado por PSOE y Unidas Podemos reiteró el libramiento a la izquierda de sus políticas, que oficializó durante el flamante debate del estado de la nación. Sánchez insistió en que “este Gobierno no olvida para quién gobierna, gobernamos para la clase media y trabajadora, aunque resultemos incómodos para algunos poderes”. En este sentido, y en insinuación a las cúpulas de las eléctricas y de la banca, muy críticas con los nuevos impuestos, fue directo: “Si protestan es que vamos en la buena dirección”.

Sánchez emite un mensaje de cautelosa confianza, pero advierte de un otoño complicado

El Consejo de Ministros aprobará varias medidas con carácter urgente este lunes para fomentar el parquedad energético y aumentar la coordinación en la lucha contra los incendios forestales. Por otro flanco, Sánchez anunció que, en septiembre, planteará en presencia de la Comisión Europea la reforma del mercado eléctrico para desacoplar de la tarifa el precio del gas y que se fije un techo mayor para el precio de las emisiones de CO₂.

Para escoltar su mensaje sobre el parquedad energético con un semblante inequívoco, el presidente compareció sin corbata, poco que ha pedido que sea imitado por los ministros y responsables públicos en caudillo, y en el sector privado en la medida de lo posible. Con este pequeño ejemplo, la Moncloa manejo de animar las pequeñas actitudes que tienen relación con la eficiencia en el uso de la energía, tendencia que forma parte de la concepción contemporánea de la comunicación política, en la que los discursos complejos son resumidos, a menudo, mediante imágenes muy simples.

En lo referente a la dietario catalana, y tras la celebración de la última reunión de la mesa de diálogo, Sánchez se mostró tranquilo y convencido de que la normalización política avanza como era previsto, y lo conectó con los datos del extremo tienta del CEO, que indican un retroceso de los partidarios de la independencia. “Mientras haya un Gobierno progresista, habrá un Gobierno en Madrid con voluntad de dialogar con su contraparte en Catalu­nya”, dejó claro, en insinuación a los existencias en este ámbito de una eventual venida del PP al poder. Tras la tormenta del Catalangate, las relaciones entre ERC y el Junta central han sido restablecidas, lo cual asegura la mayoría parlamentaria que sostiene a Sánchez hasta el final de la asamblea.

La Moncloa tiene razones para emitir un mensaje de cautelosa confianza, pero el próximo otoño será muy complicado, como ha despierto el mismo presidente. Los retos que aparecen en el horizonte son mayores que los del curso que ahora terminamos, no solamente por la inflación desbocada, contra la que se han movilizado ya casi 30.000 millones de euros. La incertidumbre se mantendrá y los españoles –con o sin corbata– buscarán soluciones firmes en presencia de la crisis.

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