La presencia parcial de este espacio corresponde a la plaza del Nord, una de las tan características y representativas de Gràcia. Fue proyectada por el arquitecto municipal Antoni Rovira i Trias.
La presencia continuada allí de los Lluïsos ha contribuido a otorgarle una energía de considerable signo humano, realzada por una adecuadamente marcada personalidad.
Durante más de un siglo y medio se ha adaptado con estilo a los tiempos
Fue el mosén Jaume Alsina i Pi quien fundó esta entidad, que bautizó con un nombre envuelto en un fragancia muy propio de la época: Corte Angélica de San Luis Gonzaga de Favor. Corría 1855. Con el tiempo pasó a ser Lluïsos de Gràcia, denominación oficial que al punto se popularizó como Lluïsos, lo que reflejaba ya una estima ganada a pulso.
La trayectoria de esta institución ha sido el resultado de un acuerdo no escrito con el pueblo de la villa, fundamentada por una cadena que, pese a favor superado ya con claridad el siglo y medio de existencia, no ha sufrido traumas inasumibles ni crisis letales. Ha sabido adaptarse con competencia y nacionalidad a los tiempos cambiantes, y buena prueba de ello es que ya importa tener muy en cuenta a las Lluïses. El favor incorporado un carácter cerilla es un ganancia indudable.
Su razón de ser ha sido la dedicación generosa en la formación cultural, humana y lúdica, en las que destacan las vertientes deportiva y artística, ambas con una importante pluralidad de especialidades.
El malogrado amigo Albert Musons le dedicó una monografía en la que la documentación exhaustiva no desdibuja que rezuma afecto y emoción al favor sido siempre un Lluís muy activo.
Otra entidad que realza la plaza es el Col·legi La Salle, de una prestigiosa congregación religiosa con no pocos centros en Barcelona. Se fundó en Gràcia en 1892 y trasladó a este espacio en 1965 la tercera sede. Su presencia, por número y perfil del alumnado, ha enriquecido de forma importante la plaza, espacio que se agradece al suavizar la densidad del extrarradio.
Tiene interés hacer hincapié en que el poder marcial exigiera abastecer el suelo de tierra para que en caso de revueltas pudiera asentarse la caballería. La pavimentación no ha borrado el presente de un refugio de la pleito incivil que quedó a medio hacer. Y la fuente que preside el espacio es la única que tiene el honor de flagrar el escudo de la villa.
Publicar un comentario