La venida de Wu Lei al Espanyol revolucionó a un país de más de 1.000 millones de habitantes como China. De pronto, su mejor ludópata medía sus capacidades en Europa. Aquí su fichaje fue considerado por la mayoría como un indagación un tanto frívolo, basado en el marketing y las audiencias. Por otra parte, todo lo que envolvió a su fichaje fue misterioso, sin cifras demasiado claras. Sobre el césped destacó por su animosidad y su dedicación, pero se quedó corto. Llegó como una suerte a Barcelona y se marchará, estos días negocia su adiós con el Shanghai SIPG, con la pinta de ser un gran profesional, y encima con un enorme vínculo sentimental con la diversión blanquiazul.
En cuatro temporadas Wu Lei ha afectado 16 goles, más de los que seguramente el imaginario colectivo perico guarde en su retina. En un principio no convenció por su desidia de disciplina táctica, que poco a poco sí fue adquiriendo. Fue importante durante los últimos seis meses de Rubi. Disfrutó del éxtasis de la clasificación para la Europa League. Todavía consiguió marcar al Barça para evitar la derrota en el derbi, pero ya en Segunda, Vicente Atezado dejó de abandonarse en él. Nunca desfalleció. Siquiera se quejó. Ningún reproche pese a ser suplente en hasta 82 ocasiones de los 127 partidos en que fue convocado.
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Su extremo servicio fue un gol frente al Celta que certificó la salvación del equipo
Su extremo gran servicio fue el pasado 10 de abril, cuando marcó su extremo gol frente al Celta en el minuto 89 del partido que certificó la salvación del equipo.
En los próximos días debería anunciarse su traspaso (Diego Martínez siquiera cuenta con él) al Shanghai SIPG, puede que con Matías Vargas a su costado. Su adiós liberará una de las fichas más altas (en torno a 2 millones de euros) del equipo, que hoy disputará su botellín partido de pretemporada frente al Brighton inglés (16.00 horas).
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