Ciencia en precario, no, gracias

El Senado ha admitido el tesina de ley por el cual se modifica la ley estatal 4/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación con la incorporación de la rectificación que hace remisión a la contratación indefinida del personal investigador que la ley establecía como norma común y de obligado cumplimiento. La valentía de repeler la misión de hacer todos los contratos indefinidos, avalada y promovida desde diferentes instituciones dedicadas a la ciencia en todo el Estado, ha importante una cierta polémica que desde las universidades que formamos la Associació Catalana d’ Universitats Públiques ( ACUP) queremos contribuir a clarificar. Porque entendemos que hay buenas razones para considerar que, a pesar de la indigencia imperiosa de una nueva ley, esta cláusula no está adecuadamente planteada.

El sistema de investigación, con las universidades públicas catalanas como actor fundamental, está de acuerdo con el espíritu de la ley de la ciencia. Es imprescindible una nueva ley que defina un ámbito procesal y funcionario homologable a los mejores sistemas de nuestro entorno y que favorezca una coexistentes, papeleo y transferencia del conocimiento óptimas para dar respuesta a los retos globales que enfrentamos como seres humanos. La pandemia no solo ha evidenciado el rol central de la ciencia en nuestras sociedades, sino que todavía ha mostrado las carencias que hay que corregir para sacar el mayor provecho a todo su potencial.

Una prioridad esencia de esta nueva ley tiene que ser la de erradicar la precariedad profesional del sector, acentuada por los recortaduras llevados a promontorio en las postrimerías de la crisis del 2008 y que todavía perduran con graves consecuencias personales e institucionales. Porque un sistema que contempla con normalidad la precariedad de una parte del personal investigador es profundamente injusto y poco competitivo. El sistema catalán sigue siendo, gracias al ingente esfuerzo y compromiso de la comunidad científica, un espacio de remisión en el sector, motivo por el cual resulta todavía más necesaria una ley que enmiende estas carencias, pero con una legislatura adaptada a la existencia.

Es imprescindible que para topar el debate tengamos presente que los sistemas de conocimiento no son homologables en otros ámbitos laborales de la empresa pública. La investigación exige modernización constante, dinamismo, movilidad, ganancia para el crecimiento individual, especialización o colaboraciones cruzadas, entre muchas otras particularidades, que no pueden ajustarse a patrones rígidos ni definidos previamente. Particularidades que, adicionalmente, se convierten en requisitos indispensables en la actos científica de primer nivel mundial donde estamos y queremos seguir estando.

La formación tiene que ser de calidad y de primer nivel, y la contratación durante el periodo de formación de la investigación tiene que estar a la cima de la investigación que queremos que sea internacional. Por eso hacen desidia fortuna económicos adecuados a estas evacuación. Posibles no quiere afirmar contratos fijos; quiere afirmar calidad y solvencia económica; porque el periodo de formación de ningún modo tiene que significar una rigidez contractual, sería contrario a su espíritu. Lo que no se puede permitir es la precariedad a posteriori de este periodo formativo; es aquí donde es imprescindible una seguro contractual. Hacerlo desigual podría comportar el aventura de que se acabe constituyendo una bolsa de falsos indefinidos que constituyan un uso ineficiente de fortuna públicos y un tapón a unas nuevas generaciones que ya ven proporcionado limitadas las opciones de paso al sistema. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las convocatorias internacionales competitivas de primer nivel no contemplan la indigencia de este tipo de contratos. Estaríamos pues creando situaciones fuera del ámbito internacional. Por lo tanto, no cuestionamos las mejoras contractuales del personal investigador en formación, pero si que pedimos describir un ámbito de trabajo adecuadamente pensado y con precisión. Si no es así, una buena propuesta en la dirección de aminorar la inaceptable precariedad se puede convertir en una llano crisis de un sistema, en el de investigación e innovación, que ya está proporcionado tensionado.

Si queremos seguir consolidando una posición de liderazgo de la investigación europea y integral, allí donde se rompen las fronteras del conocimiento que permiten mejorar la vida de las personas, tenemos que respaldar que el ámbito definido por la ley no sea un obstáculo. Entre otras cosas porque, en caso contrario, la ilusión de un sistema sin precariedad en el corto plazo acabará desembocando en un sistema todavía más precario en el medio-largo plazo. Consigamos que pueda hacerse sin precariedad, pero no nos conformemos con medidas que parezcan conseguirlo. El lucha no es último, pero lo que nos jugamos es demasiado importante como para conformarnos. Las universidades del sistema notorio catalán nos comprometemos a seguir contribuyendo al debate para que así sea.

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