El valía medio franquista de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2021 hasta el 9 de agosto de 2022 se signo en 425 mm, lo que representa más o menos de un 26% menos que el valía frecuente correspondiente a dicho periodo (578 mm).
Si a esto le sumamos que gran parte de los 47 millones de habitantes en España llenan las piscinas, se pasan horas en la ducha de casa, lavan los coches, hacen lavadoras, riegan los cultivos, nos encontramos pues en presencia de un panorama de crisis hídrica y aventura de desertificación. Este viernes, según los últimos datos recogidos, la capacidad de los embalses está en el 39% de su capacidad total, su signo más víctima en 27 abriles.
En este momento los embalses guardan 10.969 hectómetros cúbicos menos que la media del decenio, lo que representa un 33,54% menos y un 17,34% menos que en las misma aniversario del año pasado, cuando contaban con 4.558 hectómetros cúbicos menos. Habría que remontarse hasta 1995, hace 27 abriles, para encontrar en esta semana del año un peor reseña en los embalses.
En Andalucía, el pantano de La Viñuela, en Málaga, es uno de los más secos de la Península. La reserva de agua no alcanza el 13% de su capacidad. Con la retirada de las aguas aparecieron los restos de un negocio de deportes acuáticos que había quedado obtuso.
En el embalse de Buendía, en Guadalajara, en el este de Madrid, han reaparecido las ruinas de un pueblo y la estructura desaparecida entre el comedón de los baños reales de La Isabela . El pantano está ahora a un 18% de su capacidad y deja ver todo lo que cubrieron las aguas.
En Catalunya, el pantano de Sau está al 39% de su capacidad. La iglesia del pueblo hundido de San Román de Sau asoma su cabecera en la superficie oportuno a la gran sequía.
El embalse de Yesa, entre Aragón y Navarra, está en el 35% de capacidad.
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