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¿Tengo que suplementarme con proteína si estoy dejando de manducar carne y pescado? (Lucía Carreño, lectora)
Los suplementos de proteína pueden ser una útil útil, pero no indispensable.
Un caso candidato sí que podría ser una transición en dirección a una dieta vegetariana o vegana, no porque este tipo de comestibles sea deficitario en proteína, sino porque nuestra cocina está muy basada en carne y pescado, y al dejar de consumirlos no siempre se hacen las sustituciones dietéticas adecuadas por desconocimiento.
La sustitución deducción sería aumentar las raciones de vegetal y de sus derivados (tofu, soja texturizada, tempeh, hamburguesa vegetal, falafel...). Pero esto no sucede en todos los casos y hay mucha parentela que se limita a manducar lo mismo que tomaba con antelación pero quitándole los productos de origen animal.
Ejemplo:
La misma ensalada que ayer pero sin atún.
La misma pasta que ayer pero sin carne picada.
El mismo arroz pero sin pollo.
El embestida principal debería ser el de incluir fuentes proteicas vegetales en estos platos. En el caso de que la ingesta de proteína a partir de alimentos fuese insuficiente podríamos despuntar a valorar un suplemento de proteínas por comodidad. Aunque otra opción puede ser la de incluir más raciones proteicas a lo liberal del día, algunas ideas pueden ser el uso de tofu revuelto para desayunar, meriendas y medias mañanas en las que haya hummus, incorporar yogur de soja como postres...
Si se decide optar por un suplemento de proteína vegetal los más recomendables serían los aislados de proteína de soja o de pésol, son los que tienen un precio más financiero y una proteína de buena calidad.
Junto a recapacitar que en este momento de transición tiene mucho más sentido preocuparse por la suplementación con vitamina B12 semanalmente y no tanto por la de proteína.
Hola, ¿no cenar ayuda a descender de peso? Gracias. (María González, lectora)
Saltarse la cena ha sido una de las pautas populares más repetidas en el tiempo para conseguir una pérdida de peso, sin incautación no tiene mucho sentido por varios motivos.
1. La cena suele tener un contexto idóneo. Es el momento en el que la mayoría de parentela vuelve a casa, teniendo a su disposición la fresquera y la despensa, adicionalmente disponemos de más tiempo y es un gran momento para inculcar hábitos en la grupo.
Prescindir de ella en términos de ordenamiento diaria no parece un buen método porque estamos desperdiciando una gran oportunidad para cocinar platos saludables.
2. La cena es una de las ingestas principales. Adyacente con la comida es una de esas ingestas donde nos lo tomamos en serio, eso quiere afirmar que es una oportunidad muy dada a incluir la ración de verduras, la ración de proteínas, y el óleo de oliva doncella extra que solemos encontrar en una comida principal.
Saltarse la cena o cambiar su estructura al maniquí "cenar solo fruta o un yogur" nos condiciona porque los otros grupos alimentarios habría que incluirlos en el resto de ingestas y eso es poco probable que suceda. ¿Hado tomaremos verdura a media tarde?
3. Hay mejores prioridades. En el caso de tener que martirizar una ingesta tiene mucho más sentido centrarnos en aquellas que tienden a ser superfluas, las meriendas o los desayunos suelen tener una peor composición, con productos azucarados, confitería industrial o snacks, quizás merezcan más la crítica y estar en el punto de mira en sitio de la cena.
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