La actividad organizada el 22 de julio por el Servei de Joventut del Cabildo de Vilassar de Mar, de ERC, parecía de lo más inocente y divertida. Una gincana nocturna de dos horas para personas de entre 12 y 30 primaveras. Pero al retornar a casa... Al retornar a casa los niños y niñas no sabían muy perfectamente cómo explicar a sus padres las pruebas que habían llevado a la destreza. Entre ellas, colocar un preservativo con la boca en un palo o un plátano –según las versiones proporcionadas por los testigos– untarlo con miel y nata y lamerlo. O pugnar actos sexuales. La gincana porno ha provocado una esforzado indignación en un familia de progenitores, que exigen responsabilidades y trabajan en una demanda contra el Cabildo delante la Fiscalía de Menores.
La desacierto municipal se completa con la publicación en el Instagram del Servei de Joventut de la fotografía de dos niñas (una, de 11 primaveras, cuyos progenitores no habían expresado el consentimiento para la difusión de imágenes, imperativo según la ley de Protección de Datos y Señal de los Derechos Digitales). Es una de las instantáneas que acompañan esta dormitorio, con los rostros de las menores pixelados por este folleto. En ella, dos niñas eligen unas láminas con posturas del Kama sutra que después debían reproducir hasta reventar un espacio colocado entre dos personas.
Una de las pruebas consistió en colocar preservativos en un palo, untarlos de nata y miel y chuparlos
“Lo que han hecho es, en un entorno de confianza, colar poco que no tocaba”, protesta la raíz de una pupila que participó en la gincana con 12 primaveras. “Nos sentimos desprotegidos, esta familia ha hecho lo que ha querido, pasándose de la guión”, agrega. En una de las pruebas, los participantes debían modelar en plastilina penes y vulvas. Los progenitores que se han agrupado para aceptar a sitio acciones conjuntas a fin de depurar responsabilidades rechazan el argumento ofrecido por un técnico municipal, según el cual se tráfico de actividades con finalidades educativas que responden a la curiosidad de los niños.
“Las chicas se tenían que poner en la muro con el culo en pompa y detrás se tenía que poner un pequeño, con un espacio en medio que tenían que reventar con esta postura”, relata una raíz. En otra prueba, prosigue, se preguntaba a los menores sobre drogas. ¿Se inyecta o se inhala? Si la respuesta era errónea les echaban agua y harina.
“Por poco me estrello con el coche escuchando estas cosas”, rememora una mujer respecto al momento en que fue a reunir a su hija de 11 primaveras al término de la gincana. Desde entonces no habían vuelto a conversar sobre este tema, hasta ayer, cuando le preguntó qué sintió: “Nulo de diversión; agitación, porque no sabía qué hacer, y miedo. Pensaban que iban a recrearse y se encontraron con esto. No quiero imaginarme a los (participantes) adultos viendo a los niños haciendo esas cosas. Yo no lo hubiera permitido”.
La inquietud de una raíz
"No sabemos si pueden estar circulando grabaciones de los niños hechas por cualquiera"
A la impotencia por lo ocurrido hace dos semanas se añade la preocupación de los progenitores respecto a la posible difusión de imágenes de los hechos. “No sabemos si pueden estar circulando grabaciones de los niños hechas por cualquiera. ¿Qué seguridad tenemos de que no puedan estar en ambientes de pedofilia?”, se pregunta la raíz de una beocio de 13 primaveras recién cumplidos.
La concejalía de Joventut de Vilassar de Mar ha difundido esta mañana un comunicado en el que reconoce que "no se informó de forma detallada de las imágenes de la gincana", abierta a personas de entre 12 y 30 primaveras. "Lamentamos profundamente el error de comunicación y nos comprometemos a tomar medidas para que las futuras actividades se difundan con la información más detallada posible", indica el Cabildo.Comunicado del Cabildo de Vilassar de Mar
Por otra parte, afirma que algunas de las actividades de la gincana del Juliol Jove se han enfocado a "temas de vigor y sexualidad" porque el Consejo de Adolescentes notificó al Cabildo que la sexualidad "es un tema que les interesa mucho y que tienen pocos espacios donde murmurar de ella". "Todavía hemos detectado que adolescentes de 11, 12 13 primaveras miran contenido pornográfico y se constituyen una imagen de la sexualidad a partir de los que ven en el porno. Desde el Espai Jove (entidad municipal) intentamos romper esta dinámica mostrándonos abiertos a murmurar de estos temas para que los puedan compartir con personas adultas e intentar evitar que se construyan un imaginario sexual con las actitudes machistas, de violencia y poco saludables".
Justifica el comunicado que la polémica gincana "fue dinamizada por jóvenes con el curso de monitores de ocio" que tenían la consigna de adaptar cada prueba (realizada en grupos de 6 a 10 personas) a la franja de etapa de cada familia, "siendo mucho más flexibles y teniendo distinto cuidado con los grupos de menos etapa".
El comunicado no hace relato a la difusión en cuentas municipales de redes sociales de fotografías de niños participando en actividades de carácter sexual en la gincana sin que exista la imperativa autorización paterna para la difusión de estas imágenes.
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