Silencio en los fiordos: así son los exclusivos cruceros eléctricos de Noruega

Descubrir los fiordos noruegos a borde de un crucero siempre es una experiencia recomendable, pero hacerlo desde un barco eléctrico lo es todavía más. Sin el ruido del motor de combustión, el visitante se funde en el paisaje verde y garzo de los estrechos golfos que recorren la costa del país. Todo un suntuosidad que en la contemporaneidad solo ofrecen cuatro embarcaciones. 

Una de ellas zarpa a diario de Stavanger, una ciudad del suroeste cuya propuesta turística cotiza al subida. Durante tres horas, el pasajero se adentra en sus aguas para examinar la famosa roca del Púlpito, un escarpa que se levanta a 600 metros sobre el mar. La letrero dice que se mantendrá firme hasta que siete hermanos se casen con siete hermanas. Como eso todavía no ha sucedido, la roca sigue siendo visitada por millares de turistas al año. Aunque desde el mar no parece tan espectacular como desde en lo alto, el trayecto en barco desde el puerto de Stavanger merece la pena. No solo por el silencio que reina a lo abundante del trayecto, sino por la modernidad de las instalaciones.

Pasajeros a bordo del barco que navega por los fiordos

Pasajeros a borde del barco que navega por los fiordos

Morten Aakre

La embarcación, que se inauguró cuando estalló la pandemia, está dotada de una cubierta y de un amplio espacio interior bañado por la luz natural que atraviesa unos enormes ventanales. Prácticamente recorren toda la hormaza, de forma que el pasajero tiene la sensación de navegar al nivel del mar. Reposando en los sillones o tomando el clima fresco en el foráneo es muy obediente dejarse admitir por la nigromancia que envuelve el paisaje. Por otra parte, una piloto en varios idiomas explica a través de un altavoz diversa información de interés, como la pesca de salmones que se desarrolla en estas aguas, la presencia de pueblos históricos, la construcción de casas de veraneo y, como no, las leyendas que construyen la identidad de este icónico sitio.

Detrás de la lujosa experiencia -se puede disfrutar a partir de 60 euros- se encuentra la compañía Rødne, con raíces históricas en la región. “Poner en marcha este crucero ha sido un gran esfuerzo pero estamos satisfechos, la empresa que fundó mi ascendiente da un brinco con destino a delante y se pone a la habitante del futuro de la movilidad”, celebra Lars A. Rødne, un directivo discreto que encarna la tercera engendramiento. La empresa inició sus andaduras el año 1956 en la pequeña isla de Sjernarøy. Empezó ofreciendo rutas regulares que conectaban distintas islas con Stavanger y, más tarde, ganó el concurso para prestar el servicio naval de ambulancias. Fue en los primaveras setenta cuando decidió entrar en el sector turístico, explotando la ruta entre Stavanger y la roca del Púlpito. A día de hoy, las tres actividades rendan 20 millones de facturación y dan trabajo a 120 personas. 

Rødne

La experiencia es fruto de la iniciativa de una empresa casero histórica en Stavanger

La idea de ofrecer el trayecto a través de un barco eléctrico (manteniendo la actividad de otro crucero de combustión) contesta al carácter emprendedor de la comunidad pero todavía a la norma que tarde o temprano exigirá la electrificación de las embarcaciones. De hecho, en el 2026, dos fiordos protegidos por la Unesco (no es el caso de El Púlpito), solo podrán visitarse a borde de cruceros libres de emisiones. “Queremos anticiparnos a la regulación y por eso damos el paso. Hemos invertido 13 millones de euros, 2 de los cuales proceden de ayudas públicas”.

El dueño calcula recuperar la inversión interiormente de diez primaveras. “Luego del parón de la pandemia, el turismo franquista e internacional se ha recuperado con fuerza y en verano, ya podemos explotar la ruta tres veces al día”, constata el propietario mientras observa el espaciosidad casi completo en una tarde de finales de junio. El directivo explica que la embarcación se carga cada vez que llega a puerto y que, de hecho, será a partir de septiembre cuando funcione exclusivamente a través de electricidad. “Tienen que durar unos generadores más potentes así que de momento, la medio de la energía procede de un motor de combustión tradicional”.

Dueño

Lars A. Rødne, dueño de la empresa crucerista 

B. Gispert

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