Una Pascua bajo la sombra de la guerra de Ucrania para el Papa

El conflicto en Ucrania ha centrado la Semana Santa vaticana y igualmente el tradicional mensaje del papa Francisco del Domingo de Resurrección. El Pontífice ha pedido hoy la paz para poner fin a esta “pleito cruel e insensata” a la que ha sido deslizado el “martirizado” país europeo. “Por cortesía, por cortesía, no nos acostumbremos a la pleito, comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles”, ha reclamado el Papa antaño de impartir su tradicional abundancia “Urbi et Orbi”, a la ciudad y al mundo impasible, asomado a la asamblea central de la panteón de San Pedro.

“En esta Pascua de pleito”, ha dicho Francisco, “hemos pasado demasiada parentesco, demasiada violencia”. “Incluso nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia –ha continuado–, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas”. El Pontífice incluso ha vuelto a referirse a la amenaza de la pleito nuclear al citar una proclamación de los científicos en 1955: "¿Pondremos fin a la raza humana, o renunciará la humanidad a la pleito?".

“Llevo en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”, ha prometido delante las 50.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro, que han estallado de alegría cuando ha desfilado con el papamóvil. Luego de dos primaveras de pandemia, las multitudes han regresado al Vaticano.

La pleito ha sido la protagonista de la Semana Santa en el Vaticano, desde el Domingo de Ramos, cuando Francisco pidió una “tregua pascual” en Ucrania, al penalidad en el Coliseo, polémico por unir a una mujer rusa y a otra ucraniana en una de las estaciones que representan el camino a la crimen de Jesús de Nazaret. Algunos representantes ucranianos lamentaron el episodio como “ofensivo” e incluso los medios católicos del país se negaron a retransmitir la ceremonia.

Al final, la Santa Sede decidió cambiar el texto que había sido criticado para reducirlo al imperceptible, un cara que fue apreciado por el corregidor de la ciudad ucraniana de Melitopol, Ivan Fedorov, encima de tres parlamentarios del país, acompañados por el embajador ucraniano delante la Santa Sede, Andrii Yurash, que se reunieron con el Pontífice para agradecerlo. Fedorov, que fue detenido por las fuerzas rusas y a posteriori libre en un intercambio de presos, participó en la culto de la Abstinencia Pascual.

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Francisco ha impartido la abundancia 'Urbi et Orbi' desde el terraza de la Fortificación de San Pedro

TIZIANA FABI / AFP

Por otra parte del conflicto, los dolores de rodilla de Francisco han impresionado la Semana Santa pontificia. El argentino tuvo que renunciar a decir (misa) la culto de la Abstinencia Pascual del sábado, la primera vez que un papa no la preside desde el 2005, cuando Juan Pablo II estaba en un estado muy tranquilo. Siquiera se pudo postrar en el suelo delante la cruz como había hecho siembre durante la celebración de la Pasión del Viernes Santo en la Fortificación de San Pedro, y en el Domingo de Resurrección se le ha pasado transitar con dificultades.

El Pontífice, de 85 primaveras, sufre una dolencia en la rodilla que le provoca un musculoso dolor, encima de “problemas de deambulación, de caminar y que es asaz fastidioso”, según reconoció en la rueda de prensa de regreso de su final alucinación a Malta. Unos dolores tan fuertes que igualmente le forzaron a saltarse la tradicional procesión desde el monolito hasta el centro de la plaza hasta el altar durante el Domingo de Ramos. “Es una cosa lenta, a ver si vuelve –explicó a los periodistas hace unas semanas–, pero está la duda de que a esta época no se sabe cómo va a terminar el partido”.

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