'Smoke on the water', el riff más fácil y un incendio en Montreux

Cuatro compases. Tonalidad de sol último. Solo usaremos la tercera y la cuarta cuerda y siempre sonaran cuartas paralelas. El primer especie de dos notas se tocan al ventilación. El segundo, colocando los dedos en el tercer traste y el tercero, en el botellín. Todas las notas a tiempo. Repetimos la secuencia, pero esta vez a contratiempo y añadiendo un cuarto especie de notas entre el segundo y el tercero. Se tocan en el traste seis.

Seguimos. Vamos al tercer compás y repetimos la secuencia original. Y ya en el cuarto compás, concluimos con las dos notas en el tercer traste y las notas finales, otra vez al ventilación. Ambas, a contratiempo. ¿Tratable, no?

El tema más popular de la pandilla británica no es más que el relato ‘periodístico’ del rebuscado fuego que vivieron durante un concierto en un casino en Suiza

Explicar el riff más simple y notorio de la historia puede resultar un entrenamiento desatino y desordenado, pero millones de aficionados a la guitarra eléctrica en todo el mundo han escuchado estas instrucciones (o similares) para dar sus primeros pasos con este sencillísimo fraseo.

Su hacedero ejecución, ideal para novatos, se ha convertido en un tópico hasta tal punto que tiendas de música de todo el planeta prohíben explícitamente probar las guitarras con este manido tema. Incluso ya tiene su ingenioso chiste en internet: cuando un virtuoso muestra sus habilidades en Youtube, un comentario recurrente -con altas dosis de sarcasmo- suele ser: “¡Vale, vale, pero ahora tócate Smoke on the water!”.

Porque sí, por supuesto, hablamos del riff de Smoke on the water, la canción más popular de los británicos Deep Purple, incluida en su séptimo disco Machine head (1972). Aunque el disco se considera una de las cumbres del rock duro, solo este tema permanece con humanidades de oro en la memoria colectiva de la música popular. Cerca de 400 millones de reproducciones en Spotify lo avalan, muy por encima de cualquier otra de sus, por otro flanco, celebradísimas composiciones.

Y muy a pesar suyo. El autor del riff, Ritchie Blackmore, siempre dijo que le cansaba tocar el tema en directo y la pandilla nunca pareció estar muy contenta con el resultado. Grabada en diciembre de 1971, los miembros de Deep Purple no tenían claro si debían incluirla en el disco. De hecho, no la lanzaron como tercer single hasta mayo de 1973 (solo en EE.UU.), una vez el manifiesto ya la había encumbrado a la categoría de himno del rock.

Aunque no tan notorio como el riff, la desarrollo de la canción es una de aquellas leyendas que sigue encandilando a los aficionados. La carácter no hace narración a pactos con el diablo ni contiene veladas referencias sexuales. Simplemente es la narración casi periodística de la experiencia traumática que el especie vivió durante los días previos a la cinta del disco en Suiza.

Tras unas giras ajetreadas, la mítica formación del Mark II -la segunda de la dinastía de Deep Purple- se había trasladado a las frías tierras helvéticas para ahorrarse unos cuantos impuestos. El oportunidad preferido para aprender, el casino de la bella ciudad de Montreux. Allí mismo asimismo se encontraba Frank Zappa y sus Mothers of Invention, que el día 4 de diciembre ofrecían un concierto precisamente en el escena del mismo casino y, claro, los Deep Purple no se quisieron perder el espectáculo.

Y vaya si lo hubo. Fue en los últimos compases del directo cuando ocurrió la tragedia. Las crónicas cuentan que un fan agitado lanzó una luminaria al techo y provocó un gran incendio. Mientras tocaban King Kong, uno de los músicos de Zappa exclamó “Fire!” y el pánico se desató. El casino, construido en buena parte con madera, ardió con furia, pero felizmente no se lamentaron daños personales de peligro. El edificio quedó calcinado, Zappa perdió 55.000 dólares al quedarse sin equipo, y Deep Purple se quedó sin espacio para aprender. 

(Por cierto, aquella acto quedó registrada para la posteridad y Zappa la lanzó en 1992 bajo el título de Swiss cheese/Fire!Resulta impactante identificar el momento exacto en el que concierto se interrumpe entre gritos del manifiesto y las alarmas sonando)

Edición del 5 de diciembre de 'Journal de Montreux', que recoge la noticia del aparatoso incendio del Casino de Montreux

Tiraje del 5 de diciembre de 'Journal de Montreux', que recoge la nota del rebuscado incendio del Casino de Montreux

Archivo

El evento marcó a los músicos hasta el punto que una pesadilla del bajista Roger Glover inspiró el título de la canción. "Smoke on the water" hace narración a la visión de una sobrecogedora columna negra de humo expandiéndose por el albufera Lemán. El tema fue el postrero en grabarse del disco, escasamente 15 días a posteriori del rebuscado incendio.

La carácter, a cargo del cantante Ian Gillan, narra con todo pompa de detalles aquellos acontecimientos. Y no se deja a nadie: aparecen Zappa, el perturbado de la luminaria y un tal Funky Claude, una narración al productor y director entonces del Festival de Jazz de Montreux, Claude Nobs. Su papel aquella perplejidad y durante la desarrollo del disco fue secreto. Como describe la propia canción, su templanza ayudó a muchos de los asistentes a desalojar el casino.

Pero es que adicionalmente, Nobs ayudó a la pandilla a encontrar nuevo restringido para las sesiones de cinta y él fue quien aconsejó al especie incluir la canción en Machine head. “Si no la ponéis, estáis locos”, les reprendió. Sin duda, un oportunidad que miles de aprendices nunca agradecerán lo suficiente.

Roger Glover y Ian Gillan, miembros de la formación Mark II de Deep Purple, en un concierto que tuvo lugar en el Palau Sant Jordi en 2009

Roger Glover y Ian Gillan, miembros de la formación Mark II de Deep Purple, en un concierto que tuvo oportunidad en el Palau Sant Jordi en 2009

Laura Combatiente / Archivo

La historieta

La poca fe de los miembros de Deep Purple en la canción era tal que el primer título del tema fue Durh! Durh! Durh!, aludiendo en forma de onomatopeya a las primeras notas del riff. Solo a posteriori de la propuesta de Glover, se cambió el título, aunque parece ser que a Gillan siquiera le gustaba la idea porque podía interpretarse como un alegato en patrocinio del consumo de mariguana.

Fuera como fuera, el riff de Blackmore remite inevitablemente a la bossa nova Maria moita de Carlos Lyra, y que popularizó Astrud Gilberto con el título de Maria quiet. Su parecido es incontestable, aunque Blackmore siempre negó tal plagio y asegura que se inspiró en el inicio de la chale sinfonía de Beethoven. Que cada uno juzgue por sí mismo.

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