El anuncio de la próxima transmisión del podcast "Corinna and the King" ha provocado la reacción tanto de los productores de la transmisión, los periodistas de investigación Tom Wright y Bradley Hope (Project Brazen), como de la propia protagonista que, a través de Tancredi, su oficina de relaciones públicas, han alejado posiciones presentando, ahora, el producto como el resultado de un trabajo de investigación en el que Corinna Larsen no es más que una de las personas que intervienen para conformar los diferentes capítulos.
Tancredi, un gobierno de relaciones públicas internacional, se ha dedicado en las últimas horas, por encargo de su cliente, a conferir a Project Brazen la iniciativa sobre el contenido y difusión del podcast, negando que la implicación directa de Corinna. La explicación llega posteriormente de que, en la campaña de divulgación, se haya hecho sabido parte del contenido que coincide básicamente con los argumentos que Corinna Larsen ha estado esgrimiendo en los últimos abriles. No solo cuenta lo mismo, si no que adicionalmente ofrece más detalles que adornan su relación sentimental con el rey Juan Carlos, por una parte, y por otra, ahondan, en sus desavenencias económicas y en las acusaciones de acoso e intimidación que lleva lanzando desde hace tiempo.
Los productores, por su parte, se desmarcan del hecho de que la transmisión de los dos primeros capítulos del podcast coincida con la apariencia del solicitud presentado por el rey Juan Carlos en la Corte Británica sobre su inmunidad para ser objeto de la demanda de acoso, presentada por Corinna.
Por postrero, la oficina de relaciones públicas de Corinna ha requerido que se la siga llamando por el patronímico Zu Sayn-Wittgenstein. Nacida Larsen, Corinna sigue usando, contra la voluntad de la comunidad de su segundo marido, el título y patronímico adquirido durante su connubio alegando que es el de su hijo Alexander. Casimir zu Sayn-Wittgenstein se divorció de Corinna en 2005 y se casó de nuevo con la maniquí Alana Bunte, que ahora usa el título.
Los productores afirman que Corinna no ha recibido remuneración por participar en el podcast que, por otra parte, se distribuirá de forma abierta y gratuita en varias plataformas, Ninguna de las dos partes ha informado, sin bloqueo, sobre cómo y quién ha financiado el esquema.
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