Un analista explicó así la cuestión de la inflación en Estados Unidos: “Vamos de estar al rojo vivo a hervir”. Es sostener, la cosa progreso pero aún descuido trecho.
El índice de precios del consumo se mantuvo stop en octubre en EE.UU., al 7,7% anualizado. Sin requisa, los expertos observaron señales prometedoras de que la subida de los tipos empieza a funcionar, tras cuatro incrementos seguidos de 0,75% y un total del 3,75% desde marzo. El crecimiento de la inflación, el más bajo desde enero, es beocio de lo previsto, ya que se auguraba una subida del 7,9% en el cuenta de los últimos doce meses.
Este noticia supone que es el cuarto mes consecutivo de retroceso, tras el 8,2% de septiembre y a posteriori del pico del 9,1% de junio, si aceptablemente continúa flotando en el país del nivel más stop escaso desde la lapso de los ochenta y casi cuatro veces por encima del objetivo del 2% que tiene afectado la Reserva Federal (Fed).
Todo apunta, como ya anunció Jerome Powell, su presidente, que, en la reunión de diciembre, los gobernadores de la Fed continuarán subiendo los tipos, aunque se prevé que sea medio punto, de una guisa más moderada.
De septiembre a octubre, la subida de precios se quedó en el 0,4%, un porcentaje igualmente inferior al pronosticado (0,6%). Estos datos del Área de Trabajo llegan tras las elecciones de medio mandato del pasado martes, en las que los estadounidenses señalaron con rotundidad a la inflación como el viejo problema que afrontan.
El presidente Joe Biden, que este miércoles se felicitó cedido que el descalabro de los demócratas no existió en esos comicios (pese a peligrar el control de las dos cámaras del Congreso), encontró en estos números de la inflación un argumento más para perseverar en su senda. Enn un examen de honestidad, Biden reconoció que la tarea de controlar la inflación es mucho más compleja de lo esperado y de resultado incierto.
Si se excluyen los utensilios más volátiles, como el coste de los alimentos y la energía, el núcleo del índice de precios subió un 0,3% en el zaguero mes y se queda en el 6,3% anualizado, datos inferiores a los previstos, del 0,5% y el 6,5% respectivamente.
La caída del 2,4% en el precio de los coches de segunda mano contribuyó a aligerar la inflación. Los precios de la ropa se encogieron un 0,7% y los cuidados médicos lo hicieron en un 0,6%.
Los mercados reaccionaron con fuerza a este crónica, con una subida de los futuros vinculados al Dow Jones de hasta 800 puntos. Los bonos del Fisco cayeron bruscamente.
“La tendencia en la inflación es un avance al que damos la bienvenida y es una gran información”, declaró Michael Arone, estratega de State Street General Advisors, en la esclavitud CNBC. “Pero los inversores están todavía esperando a ver que hace Powell (por si frena la combatividad en el incremento de los tipos) y el entusiasmo de esta mañana es un poco exagerado”, matizó.
Uno de los recordatorios que se hace consiste en que la inflación se mantiene en una franja muy elevada, que aniquila los incrementos salariales, dificulta el consumo y provoca rupturas en la esclavitud de suministros. Esto no quita que existan claras esperanzas, a la clarividencia del retroceso de estos últimos meses, de que se continúe por esta senda en el 2023. Pero existen riesgos. La asunto a despejar es qué ocurrirá con los precios no relacionados con los servicios de la vivienda, como el precio de los billetes de avión, el cuidado de los niños, la sanidad o la cargo del restaurante.
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