Auge y caída (todo a la vez) de Elon Musk

El coche proclamado tuitero en caudillo tiene una canción cinta en su Spotify dedicada a los que no le adoran como él cree merecerse.

Hola mamoncete que haces por aquí.. .”. Sin ni siquiera retener de la existencia de este himno de Los Ilegales , a Elon Musk le viene que ni anillo al dedo.

El jueves sorprendió, con nocturnidad y perfidia, a unos cuantos periodistas de dadivoso reconvención, la mayoría de ellos de piedra picada, respetados. Sin previo aviso, los consideró unos “mamoncetes”. No le gustó que estuvieran en su plataforma y suspendió sus cuentas en Twitter, que para eso es el amo.







En la cinta negra


Ryan Mac ( 'The New York Times '), Donie O’Sullivan ('CNN'), Drew Harwell ( 'The Washington Post' ), Matt Binder ( 'Mashable' )

En la cinta figuraban Ryan Mac ( The New York Times ), Donie O’Sullivan (CNN), Drew Harwell ( The Washington Post ), Matt Binder ( Mashable ), Micah Lee ( The Intercept ), Steve Herman ( Voice of America ) y periodistas independientes como Aaron Rupar, Keith Olbermann y Tony Webster.

Dijo que para algunos la prohibición sería definitiva y luego aceptó el plazo de una semana, tras una discusión por un canal de audio de Twitter. En presencia de los cuestionamientos, el dueño cortó la conexión.

Los castigados tenían poco en global. Han publicado reportajes sobre el caos en la red social o han dejado constancia de la anulación de 25 cuentas que empleaban datos públicos de vuelos para traquear localizaciones de aviones privados, incluido el suyo (@ElonJet).

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La cuenta de Twitter Elon Musk 




Gabby Jones / Bloomberg

La cinta se amplió el viernes al entrar Linette Lopez, reportera que ha publicado reportajes de investigación sobre Tesla, su industria de vehículos eléctricos que le encumbró como el hombre más rico del mundo. Ha caído de ese puesto, según Forbes , adecuado a la descapitalización de Tesla, en paralelo a la importación de Twitter por 44.000 millones.







El dueño de la red social montó otra supuesta averiguación en la que ganó la dorso de los vetados

Su iniciativa alega a una posición más propia de déspotas al estilo de Vladimir Putin que del supuesto adalid de la liberad de expresión. Ya han emergido comparaciones con William Randolph Hearst, al considerarse que Musk ejerce el poder de guisa aparentemente arbitraria como aquel magnate de la prensa que Orson Welles retrató en Ciudadano Kane (1941).

Al tratar de explicar las suspensiones –acusó a los periodistas de hacer doxxing o revelar su enclave en tiempo existente– recalcó que un acosador se acercó al coche en el que viajaba su hijo. Pero el caso sucedió acullá de un aeropuerto y ni acudió a la policía para denunciar.

La Unión Europea criticó que en esa valentía. “Hay líneas rojas y las sanciones es una”, señalaron. Incluso la Ordenamiento de Naciones Unidas condenó a Musk por la sospecha de que actuó en represalia a trabajos periodísticos y por la violación del derecho a informar.

Escasamente 24 horas luego dio marcha a espaldas por el rifirrafe que había provocado con las organizaciones mediáticas. Recurrió otra vez a una supuesta averiguación entre sus 121 millones de seguidores. Votaron 3,7 millones, de los que el 58,7% apoyó la opción del “ahora” para esa reinstauración por un 41% que prefería siete días, como prometió el dueño.

“El pueblo ha hablado”, afirmó Musk, para camuflar su derrota en la tribuna pública, aunque en el país de la Fox y el trumpismo ha cosechado un gran éxito con las sanciones. Incluso en sectores de Silicon Valley, a los que les gusta la poca legitimidad que se gasta el patrón con trabajadores disidentes y con los periodistas.

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La ONU condenó a Musk por la violación del derecho a informar 




Gregory Bull / AP

El New York Post , tabloide del que se sirve Rupert Murdoch, para soliviantar los peores instintos, se siente reivindicado porque en su día, antaño del cambio de superioridad en la red social, sufrieron la censura de una información sobre Hunter Biden, hijo del entonces candidato a la Casa Blanca. Según confirmaron los “archivos de Twitter” que ha sacado Musk, con la colaboración de los periodistas Matt Tahibbi y Bari Weiss, sobre la supuesta arbitrariedad del sistema de moderación de contenidos, ese reportaje estuvo cancelado 36 horas por las dudas sobre su certeza.

Lo que defendió este sábado ese tabloide a toda portada es que es lo mismo la desinformación y las falsedades o los contenidos tóxicos de neonazis y supremacistas blancos que la entorchado de reporteros que firman o dan la cara en sus trabajos.







El patrón pierde en la lucha con los medios, pero sale muy reforzado como ídolo de la derecha

“No sois personas especiales porque sois periodistas, sois ciudadanos, así que ningún trato singular”, tuiteó el jueves Musk.

El viernes les devolvió el status mucho antaño de lo que él pretendía. Pese a la tormenta, en pleno proceso de averiguar inversores para Twitter, ha conseguido una de sus metas. Musk es el foco de atención. Es la aviso.

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