El concepto que engloba el síndrome de Rebeca tiene un origen cuanto menos raro y la responsable no fue otra más que la escritora Carmen Posadas, en su obra “El síndrome de Rebeca: director para conjurar fantasmas”. Inspirado en una película de Hitchcock, a su vez basada en un obra, en la que Rebeca es una mujer, recién casada con un viudo, que tendrá que vérselas con los memorias y el espíritu —fielmente— de la susodicho esposa. En el ámbito de la psicología, esta patología se corresponde con un perfil muy concreto de pareja celosa. Y esta situación no debería subestimarse.
No existe un motivo o razón concretos que justifiquen el síndrome de Rebeca, sino que más acertadamente se debe a diferentes causas, principalmente relacionadas con inseguridades y una devaluación autoestima Asimismo cuando la figura de la susodicho pareja sigue muy presente, por ejemplo, en casos de uno de los dos ha enviudado recientemente, como se mostraba en la película que inspiró a Carmen Posadas. Pero, ¿qué es exactamente esta patología en para los psicólogos?
¿En qué consiste el síndrome de Rebeca?
El síndrome de Rebeca se produce cuando alguno sufre un intenso sentimiento de celos dirigidos cerca de una susodicho pareja sentimental o sexual de la persona con la que actualmente está manteniendo una relación. Es por esta característica de que un individuo del pasado sea el blanco de estas sensaciones por la que igualmente se conoce a este síndrome como celos retrospectivos. La situación alcanza una categoría patológica cuando evoluciona cerca de una obsesión irracional que trae consigo diversos género negativos para las personas involucradas.
Las consecuencias del síndrome de Rebeca
Las personas que padecen el síndrome de Rebeca desarrollan una recital obsesiva mucho tóxica que incluso puede desembocar en comportamientos de control y manipulación cerca de la otra parte que integra la relación. Llega un punto en el que incluso se produce un conducta persecutoria dirigida a la antigua pareja, lo que supone un auténtico caldo de cultivo a la hora de que se generen conflictos y todo tipo de situaciones complicadas. Quien sufre de este síndrome emprende una competición y una porte de desprecio que se agravará todavía más si la imagen de esta expareja es positiva.
Por todo ello, así como para evitar males mayores, es fundamental tomar una atención adecuada por parte de psicólogos profesionales, responsables de investigar en el problema y encontrar las posibles causas. Lo ideal consistiría en participar en esta terapia tanto de forma individual, para quien padece el síndrome de Rebeca, como para la pareja en su conjunto. Aunque la longevo parte de la carga cae en la parte de la relación que debe enemistar estos sentimientos obsesivos para obtener que desaparezcan y se pueda conducirse una relación saludable.
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