Destituido y detenido el presidente de Perú, Pedro Castillo, tras intentar un autogolpe de Estado

El presidente de Perú, Pedro Castillo, fue destituido este miércoles por el Congreso y detenido por la policía tras intentar un autogolpe. El Parlamento monocameral citó a la vicepresidenta, Dina Boluarte, una abogada de 60 abriles, que ha comité el cargo hoy mismo. Al punto que unas horas ayer, Castillo había decretado la disolución del asamblea y la instauración de un “gobierno de excepción”. Encima, el mandatario había dictado el toque de queda noctámbulo en todo el país, sin objeto por el despacho presidencial del país.

Las medidas de excepción anunciadas por Castillo fueron rápidamente tildadas de “trauma de Estado”, no solo por la concurso, sino incluso por ministros y altos funcionarios del Gobierno, que presentaron dimisiones en prisión. La propia vicepresidenta Boluarte se desmarcó inmediatamente de Castillo y denunció un “trauma de Estado” y solicitó una tregua política para poder combatir a la corrupción.

Tras el grosería de Boluarte, el embajador de Perú en España, Oscar Maúrtua de Romaña, presentó su dimisión "irrevocable" por "convicciones democráticas". 

Las fuerzas armadas y la Policía Franquista del Perú (PNP) emitieron un comunicado conjunto dando a entender que el presidente no tenía motivos para disolver el Congreso y que, luego, se posicionaban contra cualquier ruptura del orden constitucional. De hecho, tras su discurso, Castillo abandonó el palacio de Gobierno y se dirigió a la prefectura de la PNP, en Listón, donde quedó detenido. Horas a posteriori, la Fiscalía anunció que pensaba denunciarlo por levantamiento.

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Si vivieron momentos de tensión fuera del Congreso entre partidarios de Pedro Castillo y la policía de Listón




ERNESTO BENAVIDES / AFP

Castillo, un outsider izquierdista que llegó al poder en julio del año pasado, anunció sus contestadas medidas horas ayer de comparecer hoy frente a el Congreso para afrontar el tercer impeachment de su mandato. No obstante, los diputados desoyeron al mandatario e iniciaron igualmente la sesión para proceder a la destitución de Castillo y la llevaron a mango por amplia mayoría: 101 votos a honra de la destitución, seis en contra y diez abstenciones.

El mandatario había realizado el anuncio mediante un mensaje a la nación enel que aseguró que su intención era “convocar en el más breve plazo a elecciones para un nuevo Congreso con facultades constituyentes, para elaborar una nueva Constitución en un plazo no longevo de nueve meses”. Mientras tanto, dijo, “se gobernará mediante decretos ley”.

El mandatario se justificó “en atención al aliciente ciudadano a lo amplio y orgulloso del país”, anunciando un “gobierno de excepción”, de guisa “temporal”. “Tomamos la audacia de establecer un gobierno de excepción orientado a establecer el Estado de derecho y democracia, a cuyo objeto se dictan las medidas: disolver temporalmente el Congreso de la República e instaurar un gobierno de emergencia anormal”. Encima, el presidente anunció la “reorganización del sistema de rectitud, Poder Legal, Ocupación Sabido, la Unión Franquista de Honradez y el Tribunal Constitucional”.

Los adversarios políticos más extremos se unen con el único propósito de hacer fracasar al Gobierno para tomar el poder sin deber manada una votación”, dijo Castillo en su discurso, casi nada unas horas ayer de su fallida comparecencia en el Congreso para someterse al tercer impeachment de su mandato, dibujado de corrupción. Castillo había superado los otros dos intentos de destitución, ya que los votos de los legisladores nunca alcanzaron la mayoría cualificada necesaria, 87 de 130 escaños totales.

El presidente de Perú, Pedro Castillo

El presidente de Perú, Pedro Castillo, realizando el anuncio este miércoles, en un mensaje a la nación




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El pronunciamiento de Castillo recuerda al autogolpe llevado a mango por el presidente Alberto Fujimori en 1992, cuando incluso disolvió el Congreso y tomó el control del Poder Legal y el resto de las instituciones del Estado. En aquel momento, Fujimori contó con el apoyo de los militares y la policía, cosa que ahora no ha sucedido.

Castillo se quedó solo. Sus ministros y colaboradores presentaron dimisiones en masa y calificaron sus medidas de “trauma de Estado”. Encima del rechazo de la vicepresidenta –cargo de votación popular, inmediato al de presidente–, incluso se desmarcaron de Castillo otros pesos pesados del Ejecutante, que dimitieron, como los ministros de Exteriores, Crematística o Trabajo. “En precioso apego a mis convicciones y títulos democráticos y constitucionales, he decidido renunciar irrevocablemente al cargo de ministro de Relaciones Exteriores, frente a la audacia del presidente Castillo de cerrar el Congreso de la República, violando la Constitución”, dijo el canciller, César Planicie.

Perú no remonta la crisis institucional en que está sumido desde el 2016. Desde entonces, Boluarte es su séptima presidenta y la primera mujer.

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