La Corporación Mondragón, uno de los mayores grupos cooperativos del mundo, ha perdido a dos de sus empresas punteras: Orona y Ulma. Los socios de estas dos compañías han decidido en sendas asambleas celebradas este viernes y por una amplia mayoría desistir el clan característico del cooperativismo vasco y derribar por fugado. La Corporación, que hasta la plazo sumaba 80.000 empleados, perderá con la salida de ambas empresas más o menos de 10.700 trabajadores y 1.700 millones de euros de facturación, de los más o menos de 12.000 millones que estructura a día de hoy. Las dos empresas, no obstante, señalan que mantendrán los ejes del maniquí cooperativo vasco.
La salida de Orona y Ulma se ha consumado a primera hora de la tarde, tras las votaciones que han sucedido a sendas asambleas celebradas en Hernani, en el caso de la empresa de ascensores, y en el Donostia Arena, la antigua plaza de toros de Illumbe, en el caso de la segunda. En el caso de los socios de Orona, el 71,9%% han apostado por desistir la Corporación, mientras que en el caso de Ulma han apoyado la salida el 80,5%.
La osadía en Ulma
En el caso de Ulma, los 2.789 socios que forman parte de las nueve cooperativas de Ulma (dedicadas a ámbitos tan diversos como la construcción, el packaging o la construcción de invernaderos) han confirmado, mediante su voto en la Asamblea celebrada en Illumbe su "deseo de reemplazar su vivo relación con Mondragón Corporación Cooperativa, Sociedad Civil, por un nuevo maniquí", según ha precisado Ulma.
Desde la compañía han informado de que "el acuerdo consiste en osar la desaparecido de las cooperativas de Ulma en Mondragón y los acuerdos derivados de la misma" y, al mismo tiempo, "instruir al Consejo Rector de Clase Ulma S. Coop. para que trate de promover colaboraciones futuras" con la Corporación "para el mejora del movimiento cooperativo", así como para "impulsar el mejora normativo necesario para que las aportaciones hasta ahora realizadas a los fondos gestionados por la Fundación Mondragon se puedan seguir destinando al mejora del movimiento cooperativo".
El presidente de Clase Ulma, Lander Díaz de Gereñu, ha señalado que "son las personas socias quienes determinan con su voto el camino que sigue la cooperativa" y los órganos de las cooperativas de Ulma han recibido este viernes "un mandato claro". "Somos parte del maniquí de éxito que representa el maniquí cooperativo vasco y vamos a defender y apoyar siempre sus títulos", ha sostenido. A su inteligencia, "la mejor forma de hacerlo es hacer de Ulma un Clase industrial Cooperativo válido".
Respecto a Mondragon, Díaz de Guereñu le ha trasmitido la "máxima disposición" del Clase para "trabajar de la mano en todas aquellas acciones que redunden en el beneficio del maniquí de éxito que representamos todos".
Curiosamente, Ulma ya apostó por desistir Mondragón en 1993 y voló en solitario durante nueve abriles, hasta que volvió a su matriz en el año 2002.
Los precedentes de Irizar y Ampo
No es la primera vez que la Corporación Mondragón vive una situación de estas características. En el año 2008, la compañía de autobuses Irizar y el fabricante de válculas Ampo, dos de las empresas más potentes del País Vasco, decidieron salir del clan.
Durante los días previos a la votación, no obstante, el presidente del clan Mondragón, Iñigo Ucín, ha querido restar dramatismo a la eventual salida de Orona y Ulma, negando en sin rodeo la posibilidad de que se produzcan nuevas horizontes en el corto plazo.
“Esta situación nos ha apiñado mucho más. Hoy en día la unión que hay entre los cooperativistas del clan es viejo que nunca. Mondragón va perfectamente con ellos y sin ellos, igualmente va perfectamente”, ha indicado.
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