Normalmente la aristocracia no admite intrusos. La matanza azur ha distinguido desde siempre a los elegidos por los dioses del pueblo llanura. Sucede poco parecido en el fútbol. Por eso resulta sorprendente que Olivier Giroud, un punta técnico pero que no ha destacado especialmente por ser una sino (siquiera un goleador sobresaliente), se haya convertido en el mayor goleador de la historia de la selección masculina de Francia, vivo campeona del mundo. El de Chambéry superó con su gol a Polonia en Qatar al inolvidable Thierry Henry, hasta ahora el rey del gol en un país que hace más de dos siglos que guillotinó a su posterior monarca, Luis XVI. [Consulta los resultados del Mundial de Qatar].
La crimen de Luis XVI puso fin a más de mil primaveras de monarquía francesa sin interrupción. Giroud ha indispensable mucho menos para anotar 52 goles en 118 partidos con los Les Bleus y exceder los 51 en 123 apariciones de Henry. Números que definen al atleta del Milan como un punta mucho más perjudicial de lo que parece con su selección.
Olivier Giroud intenta una chilena
Las críticas más duras contra su titularidad surgieron en el pasado Mundial de Rusia 2018. Allí, Deschamps apostó siempre por él como nueve en marcha del castigado Benzema. No dio una de cara a puerta el punta, de hecho no fue capaz de tirar a puerta, pero no importó eso al seleccionador. Su función era la de flanquear y gestar espacios para Mbappé y Griezmann. Jugó siete partidos y no marcó ni un solo gol. Y pese a ello Francia fue campeona.
Giroud vistió la camiseta francesa por primera vez hace doce temporadas de la mano de Laurent Blanc. El pedigrí de Benzema le cerró las puertas de la titularidad en la Eurocopa de 2012. Dos primaveras a posteriori, ya con Deschamps en el banquillo, jugó cinco partidos en Brasil 2014 y anotó un gol. Su protagonismo crecería a partir de 2015, cuando fue apartado de la selección Benzema, por el caso de chantaje a Valbuena.
Gran ritmo goleador
Mbappé, el heredero de la corona en Francia
Desde entonces ha anotado 40 goles con la elástica francesa, 23 de ellos en partidos oficiales. En Qatar, con 36 primaveras y Benzema perdonado y readmitido, debía ser un revulsivo para los últimos minutos. Pero la agravio del vencedor del Balón de Oro le dio una nueva oportunidad y se ha tomado la revancha con sus detractores.
Anotó dos goles contra Australia en el 4-1 con el que debutaron en el Mundial con los que igualó a Henry. Y ya en octavos, cuando su equipo sufría, apareció para mostrar su efectividad en un mano a mano con Szczęsny tras un precioso pase de Mbappé y establecer el récord anotador.
Este será, por una cuestión de etapa, el posterior gran campeonato de un punta que no ha generado grandes pasiones entre los suyos, pero que siempre ha estado en los momentos importantes para solucionar problemas. Su persistencia le ha llevado a entrar los libros de historia de la selección atavío, al menos hasta que Kylian Mbappé, el heredero de la corona, se lo permita.
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