La digitalización nos ha traído un nuevo idioma más simple. La tendencia es escribir corto y, cuando cierto quiere desarrollar una idea o analizar una situación, suele tener poco seguimiento por parte de los lectores. Dedicamos poco tiempo a la recitación, y los más jóvenes solo quieren titulares.
La frase del canadiense Marshall McLuhan (1911-1980), el gran teórico de la comunicación, “el medio es el mensaje”, no pudo ser más acertada. Miren el impresión de las redes sociales.
La prensa parece poseer sido el medio más afectado por la digitalización, pero el cambio tecnológico ha transformado además la radiodifusión y la televisión. De distinta forma, pero las ha cambiado.
La digitalización puede mejorar la comunicación. Antiguamente, un reportero tenía que hacer un buen texto y si tenía interés apoyaba al fotógrafo que le acompañaba para que pudiera vislumbrar las mejores imágenes, y ahí terminaba la historia. Hoy, los periodistas tienen que escribir la nueva, y si quieren, pueden hacer la foto, aprender un vídeo, mirar las redes sociales, apañarse datos, hacer un claro y, si es preciso, hacer un podcast final sobre todo ello.
El nuevo proscenio implica que los periodistas deben trabajar mucho más, y en el esfuerzo está el compromiso. La digitalización ha comportado lógicamente un cambio generacional. El idioma periodístico se ha trivializado y es un hecho que las nuevas energías incorporan a los textos palabras poco adecuadas. Ahora un mensaje además determina al medio, y algunas palabras restan valía a las marcas. Uno de esos vocablos es cabreo.
Según la Actual Entidad Española de la habla, cabreo es la argumento y el impresión de brincar, y brincar es meter reses cabrío en un ámbito y además enfadar, amostazar, poner a cierto malhumorado o recelosa.
Navegando por internet suele hallarse muy a menudo la palabra cabreo en los titulares informativos, y en las retransmisiones deportivas del Mundial uno no cesa de oír que un componente se ha iracundo. En la ronda de entrevistas en directo, sucede lo mismo. “Te has iracundo… por qué?”, le pregunta un informador a un futbolista.
La digitalización no significa para carencia la simplificación del idioma. Al contrario. Con textos más cortos y con el musculoso impacto audiovisual que vivimos, los informadores deben tener mucho más cuidado y nominar acertadamente sus palabras. Simplificar el idioma no significa banalizarlo. Hay que contender por mejorar el idioma y los medios, la digitalización no justifica para carencia hacer lo contrario.
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