Aunque hace unos primaveras suscitaban el rechazo acorde entre los aficionados al ciclismo, las bicicletas eléctricas han arruinado imponiendo la razonamiento determinada por sus ventajas de funcionamiento en el mercado.
Los modelos de gusto urbana permiten desplazarse hasta el puesto de trabajo sin el agobio del sudor excesivo. Las alternativas destinadas a solazarse de la montaña, por su parte, han democratizado los senderos cuesta en lo alto, que pueden ser afrontados por la mayoría de los practicantes gracias a los distintos grados de concurrencia que permiten los motores actuales.
Conviene proteger las bicicletas eléctricas del calor veraniego y del frío invernal
El imbatible sentido global del pedaleo asistido le ha servido incluso para invadir los territorios ciclistas preferidos por los amantes del deporte en estado puro. Nos referimos tanto a las flamantes bicicletas eléctricas de carretera, cada día más abundantes en el mercado, como a la moda gravel, que igualmente cuenta con numerosas alternativas equipadas con baterías.
Pero lo que muchos de sus nuevos propietarios desconocen es que esta específico tipología de vehículos de dos ruedas requiere ciertos cuidados específicos si se pretende que tengan una vida prolongada.
Para sustentar la cacharros en buen estado de funcionamiento lo ideal sería recargarla como minúsculo una vez al mes. Por otra parte, lo mejor es enchufarla antiguamente de que se haya cansado por completo y no dejarla conectada a la red cuando se ha regenerado al mayor. Alérgicas a las temperaturas extremas, conviene protegerlas tanto del calor veraniego como del frío invernal.
Y cuando uno se decide a lavarlas, es aconsejable no utilizar agua a presión, especialmente en las zonas relacionadas con su corazón eléctrico, que, aunque vayan protegidas, no son especialmente amigas de la humedad.
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