El Tribunal Constitucional ya es oficialmente de mayoría progresista y así será en los próximos primaveras tras la toma de posesión de cuatro nuevos magistrados en el víscera de garantías celebrada hoy. Otro de los protagonistas del acto ha sido el hasta ahora presidente, Pedro González-Trevijano, quien en su discurso de despedida ha querido poner la capulina en el choque institucional creado hace unas semanas tras las feroces críticas por parte del Gobierno y de los partidos que ostentan la coalición contra el tribunal por frenar una corrección en plena tramitación parlamentaria.
González-Trevijano ha atrevido una serie de mensajes con la vicepresidenta, Yolanda Díaz, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, la ministra de Defensa, Margarita Robles, la presidenta del Congreso Meritxell Batet, y el del Senado, presentes en el acto. Advirtió de la indigencia de que el tribunal actúe “de contorno al poder político” y advierte que el papel del víscera es controlar el cumplimiento de la Constitución por parte, entre otros del poder constituyente.
Estas palabras son paradigmáticas en un momento de anciano choque institucional entre el TC y el poder tanto constituyente como ejecutor. Los presidentes de las dos cámaras salieron públicamente a mostrar su total desacuerdo –aunque se acató- a la intrepidez del víscera de frenar una corrección en plena tramitación parlamentaria, que pretendía modificar el sistema de mayorías para nominar a los magistrados de este mismo tribunal y evitar así el separación que se estaba produciendo en los nombramientos.
González-Trevijano puso encima de la mesa el intento de modificación de la ley del propio tribunal para la designación de sus magistrados: “No convirtamos los consensos y mayorías cualificadas previstas constitucionalmente en automáticos regímenes de cuotas o en un indefinido impasse. Siquiera difuminemos los pesos y contrapesos de nuestra ley fundamental, ni apresuremos reformas que incidan sin consenso en el originario pacto constitucional, ni desdibujemos la autonomía de unos órganos constitucionales frente a otros”.
La intrepidez del tribunal siquiera fue pacífica porque cinco de los merienda magistrados que componen actualmente el pleno rechazaron que se pudiera frenar una iniciativa parlamentaria durante su tramitación e incluso en los votos particulares se acusó a la mayoría de ir en contra de la ley.
González-Trevijano, uno de los seis magistrados de la mayoría, defiendo hoy de forma implícita esta intrepidez y criticó el intento de politización del víscera. “El Tribunal Constitucional no puede sustituir la concordia que debe alcanzarse entre los operadores políticos, ni debe por consiguiente constituirse en una suerte de arena agonística, en la que se diriman con habitualidad creciente conflictos en última instancia esencialmente políticos”, añadió en su discurso de despedida.
El ya ex presidente reconoció la situación de tensión vivida y que generó una importante crisis institucional, sólo resuelta. “No han sido tiempos fáciles. Nunca lo son. Ahora tal vez lo son aun un poco menos. Pero al respecto, repitamos lo obvio una vez más: el Tribunal cumple con su quisquilla cometido, que no es el de examinar cuestiones políticas, sino pretensiones jurídicas, aunque en el proceso latan contenciosos de hondo calado político”, indicó.
Los últimos nombramientos de magistrados, el exministro de Imparcialidad Juan Carlos Campo y la exdirectora caudillo de Presidencia, Laura Díez, han sido polémicos por el perfil político preferido. Y el ex presidente tuvo unas palabras para ellos. “El magistrado no representa a nadie. Ni al víscera por el que fue preferido, ni a la fuerza parlamentaria que impulsó su proposición. Está a solas con su conciencia y sólo de ella depende. La desaparición de espurios vínculos y su indeclinable independencia son exigencias de su legalidad de origen y de adiestramiento”.
Una vez nombrados estos nuevos magistrados, el sucesivo paso es la celebración de un pleno, previsiblemente el miércoles, para designar al nuevo presidente del víscera. El candidato mejor posicionado de los progresistas es Cándido Conde-Pumpido, ex fiscal caudillo del Estado en la época de José Louis Rodríguez-Zapatero. Sin requisa, la además progresista María Luisa Balaguer.
El agrupación progresista se reunirá mañana para intentar ascender al pleno con un único nombre y evitar una ruptura del agrupación ayer de proceder la nueva etapa del tribunal.
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