La burbuja del streaming estalló y… ¿ahora qué?

Netflix perdió suscriptores el primer trimestre de 2022 y entonces se desató la longevo crisis de su historia. El crecimiento sostenido e indefinido era una quimera. En Warner Bros Discovery, tras la fusión de los grupos de comunicación, empezó el reinado de David Zaslav afectado por la derogación de proyectos en producción (y, en algunos casos, incluso ya rodados) para desgravar impuestos, por no opinar que se avecina un cambio de marca que enterraría el nombre de HBO Max en breve.

Y, mientras Lionsgate+ desaparece de mercados como el tudesco, el nórdico, el japonés, el francés o el castellano para recortar costes, incluso Disney está teniendo que ponerse las pilas al ver que su plataforma de streaming, previamente tan competitiva, perdió 1.500 millones de dólares en un trimestre. Incluso provocó la caída de Bob Chapek como director ejecutor para resucitar a Bob Iger, quien había ocupado el puesto entre 2005 y 2020, para calmar los ánimos de los accionistas.

Andy Serkis tiene uno de los momentos cumbre de la temporada.

Las series de Star Wars como 'Andor' son caras de producir y, de momento, no se rentabilizan con las mensualidades de los abonados. 




Disney+

Son cuatro datos pero suficientemente significativos para entender un cambio de mentalidad en Hollywood: la burbuja del streaming estalló en 2022. La idea de que todo estudio tuviera su propia plataforma para sacar rendimiento de su catálogo resultó no ser el filón de oro que algunos presagiaban: implicaba renunciar a los ingresos constantes por la liquidación temporal de derechos a terceros, las dificultades de penetrar un mercado tan saturado como el de los contenidos y sobre todo efectuar con unas mensualidades irrisorias por los costes derivados del audiovisual.

En este contexto de crisis se pueden esperar cambios en el sector audiovisual de Estados Unidos y sobre todo las empresas tienen el desafío de demostrar que, encima de satisfacer al consumidor, tienen la capacidad de efectuar sin números rojos.







Lo importante no son los suscriptores

Disney+ cerraba el año con 164,2 millones de suscriptores. Estos, sin secuestro, no eran los últimos suscriptores de Mickey Mouse: si se sumaban los clientes de Hulu, un servicio del que Disney posee dos tercios de las acciones, y ESPN+, una plataforma enfocada al deporte, la guarismo de suscriptores se elevaba a 235,7 millones. ¿Cómo puede ser que con estos números el negocio de streaming de la empresa diera pérdidas de 1.500 millones?

Cuando Disney intentó penetrar en el mercado doméstico con su propia plataforma, asumió un peligro: ofrecería unas cuotas mensuales excesivamente baratas a cambio de obtener el mayor número de clientes posible. Wall Street compraba esta táctica, fijándose en el número de suscriptores para enjuiciar qué plataformas lideraban el sector audiovisual doméstico. Pero este disección, que alimentaba la burbuja, terminó: ahora los inversores no se fijan en el bulto de suscriptores sino los ingresos por cada uno de estos clientes.







Más tarifas con publicidad

Netflix era categórico frente a la posibilidad de introducir tarifas con publicidad en su servicio. Posteriormente del estancamiento en número de usuarios y la pérdida de confianza de los accionistas, Reed Hastings cambió de opinión para intentar subir clientes y, en tiempo récord, transformó su maniquí de negocio con la ayuda de Microsoft. “Ojalá hubiéramos cambiado unos cuantos abriles ayer”, explicó al New York Times, donde reconocía que Hulu, que siempre ha ofrecido modalidades de suscripción con y sin publicidad, les había mostrado la viabilidad de la maniobra.

Disney+ es otra que sigue estos pasos que, incluso hay que decirlo, no son rompedores en su mercado de origen. Las plataformas Peacock y Paramount+, que pertenecen a Comcast y Paramount Completo, incluso ofrecen tarifas con pausas publicitarias, siguiendo los pasos de Hulu. Y, teniendo en cuenta que Hulu llegó a tener un 70% de clientes abonados a la tarifa más económica con publicidad, las empresas tienen motivos para ofrecer esta modalidad.







Contenidos a terceros

Una de las decisiones más controvertidas de 2022 fue la de Zaslav de eliminar producciones propias de su catálogo: empezó con series originales producidas en Europa de HBO Max y a posteriori afectó a contenidos americanos como Generation, Minx, Love life o una serie fortuna como Westworld, desarrollada desde el canal HBO.

¿La sorpresa? Ver que la maniobra no les sale mal: SkyShowtime ha comprado los derechos de la producción europea para desembarcar en Europa, aportando así unos beneficios a Warner Bros Discovery que no iba a ingresar, mientras pesquisa la forma de monetizar Westworld en un canal FAST, como se denominan los canales de televisión gratuitos en streaming como Pluto.

Horizontal

'Foodie Love' de Isabel Coixet, una serie de monopolio de HBO, se retiró del catálogo de HBO Max y se han vendido sus derechos a SkyShowtime, que en febrero desembarca en España. 




Terceros

El streaming había llevado a la endogamia y al progreso de ficción para emitirse en monopolio y para toda la inmortalidad en la plataforma de contenidos del estudio. Recordemos la obsesión de Netflix de producir para tener catálogo propio y compensar que cada vez podían conseguir menos series de terceros. Pero preparémonos para una nueva era en la que las plataformas cederán temporalmente los derechos de sus títulos a terceros para tener ingresos adicionales.







¿El fin de los contratos fortuna?

(FILES) This file photo taken on May 3, 2017 shows Director J.J. Abrams attending the Hulu Upfront Brunch at La Sirena Ristorante in New York City. Abrams is to direct

El entendimiento para tener liado a J.J. Abrams en Warner Bros no se ha probado muy prolífico. 




Kena Betancur / AFP

Quizá Ryan Murphy consiguió aducir su acuerdo de exclusividad con Netflix de 300 millones de dólares en el extremo momento, con la creación de Dahmer y Vigilante, pero en esta nueva era de hucha es probable que las plataformas no ofrezcan cheques en blanco con tanta facilidad. Sólo hay que ver, por ejemplo, que Jonathan Nolan y Mújol Joy firmaron por unos 150 millones para trabajar para Amazon Prime Video y, de momento, la película Recuerdo y la serie The Peripheral han pasado desapercibidas a todos los niveles. O J.J. Abrams lleva desde 2019 en Warner Bros por 250 millones y el estudio no le negocio ningún de sus proyectos para HBO Max.







El maratón ya no es el objetivo

Netflix irrumpió en el mercado con el estreno de la primera temporada de House of cards, habitable en su totalidad para los usuarios de la plataforma en el día de impulso. Pero, mientras Reed Hastings mantiene que el maratón es su maniquí de negocio, las otras plataformas no lo tienen tan claro: Disney+ y HBO Max optan por la exhalación semanal para no malgastar sus propuestas estrellas en pocos días y dilatar la venida de contenido llamativo en su catálogo, Amazon Prime Video decide en función de cada serie aunque las apuestas fuertes como El señor de los anillos: Los anillos de poder o The Boys se emitieron semana a semana, y Apple TV+ incluso opta por este maniquí.

Lo más interesante, encima, es que incluso Netflix parece decantarse lentamente por una exhalación más paulatina: Stranger things reservó los dos episodios finales de la cuarta temporada para un mes a posteriori del estreno de la temporada, Ozark emitió su temporada dividida en dos partes y Sandman emitió con retraso su final de temporada. De momento, los directivos niegan un cambio drástico de su maniquí de exhalación pero recordemos que decían lo mismo de la publicidad.







El vallado y fusión de plataformas

“El futuro apunta a fusiones o a plataformas que, sin penuria de fusionarse, se unifiquen simplificando la proposición”, apunta Francesc Bracero, periodista de tecnología de este medio. “Hay familia con músculo, como Apple, que se puede permitir -por su gran cantidad de cash acumulado- nutrir su recorrido de menos producciones y más calidad. No les importa que la saco de abonados sea la más pequeña si a posteriori están en boca de todos con Severance o Ted Lasso”.

“El ejemplo de Paramount con Comcast y de HBO Max-Discovery parece una tendencia que continuarà. Movistar+ y DAZN están compartiendo el fútbol porque no les sale a cuenta en solitario. Parece que los modelos del futuro tenderán a establecer este tipo de alianzas y otras que pasen por compartir los derechos de las producciones, ya sea repartiéndolos en diferentes calendarios o incluso de forma simultánea”, reflexiona.

¿Qué pasará con 'The Great', hasta ahora disponible en Lionsgate+?

Starzplay cambió el nombre a Lionsgate+ y días más tarde se anunció que dejaría de efectuar en España. 




Starz

Y, por otra parte, la industria audiovisual chaqueta fija su vistazo en un servicio como Peacock, que a pesar de pertenecer a Comcast vía NBCUniversal, tiene problemas para expandirse en el mercado estadounidense. AMC, que ha iniciado un proceso de reestructuración y recortaduras que, como indican algunos medios (¿podría estar enfocada a convertirse en un activo más atractivo y saneado para ser adquirido?); o ese Lionsgate que deja de efectuar como plataforma en Europa y Japón. ¿Pueden seguir los pasos de Quibi, que se vendió como un tipo de disrupción en el consumo de contenidos con dispositivos móviles y cerró meses a posteriori del impulso, lapidando casi 2.000 millones?

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