Los perros son animales sensibles y asimismo sienten el miedo. Y entre sus temores más comunes se encuentran las escaleras. Esta estructura cotidiana y sencilla para los humanos puede resultar aterradora para nuestros amigos de cuatro patas. Sobre todo cuando son cachorros.
Pero a lo dispendioso de su vida deberán enfrentarse a muchos escalones y no es práctico ni positivo para ellos que sus amigos humanos tengan que cogerlos en brazos o arrastrarlos cada vez que toca subir o descabalgar una escalera. Si perfectamente algunos canes superarán este contienda por sí solos con el tiempo, otros necesitan ayuda para vencer el miedo.
¿Por qué mi perro tiene miedo a las escaleras?
1
Por una posible caída en la que se hiciera daño.
2
Por no haberse familiarizado con ellas en su etapa de socialización de cría.
3
Por un trauma asociado a estas.
4
Por temor a tropezarse o precipitarse por ellas.
Cómo hacer que tu perro deje de tener miedo a las escaleras
Lo primero que debes tener en cuenta es que la paciencia será esencia en el proceso. Deberás ir poco a poco y respetar los tiempos de tu perro, ya que si le fuerzas podrías empeorar su miedo, provocar que se haga daño o que lo pase mal.
Si tienes escaleras en casa con huecos entre los peldaños o entre los barrotes de la pasamanos, es recomendable cubrirlos con alguna malla para dominar el peligro de que el perro se pueda caer. Así se sentirá más seguro.
Para que tu perro deje de asociar las escaleras con poco pesimista –ya sea en el interior de casa, las del portal, transporte manifiesto…– asegúrate de darle caricias y palabras de talante cuando las subas o las bajes con él en brazos, para que vea que no pasa mínimo. Asimismo, es recomendable envidiar con él cerca de las escaleras.
Cuando veas que se siente confiado cerca de las escaleras, es momento de intentar afrontarlas. Por norma universal, suelen tener más miedo a bajarlas que a subirlas, así que empieza desde debajo para que se anime a subir. Coloca un camino de chucherías que dirija al primer escalón y sitúate tú en este. Llámale con otro premio desde ese primer escalón para que se acerque.
Cuando consigas que coja sin problemas la chuchería del primer escalón, ve subiendo otro más cada día. Pero recuerda ir poco a poco y animarle siempre con refuerzo positivo (caricias, mimos, palabras afectivas, chucherías…). Si ves que lo está pasando mal, vuelve al escalón mencionado o deja el entrenamiento para otro momento.
Cuando haya subido varios escalones con este procedimiento, colócate en el punto más stop de la escalera con un premio y llámale para que acuda alrededor de ti. Una vez que haya subido toda la escalera, repite el proceso para enseñarle a bajarla, pero empieza desde el escalón más próximo al suelo en extensión del más stop, para que le dé menos impresión de poder caerse.
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