Sabalenka, una digna sucesora de Barty

Calibrado hace un año la bielorrusa Aryna Sabalenka acumuló 39 doble faltas en los dos torneos previos al Rajado de Australia, en los que cayó en primera ronda. Ya en el Grand Slam alcanzó los octavos de final, pero sumó otras 56 doble faltas en cuatro partidos. No podía sacar. Encima de contra sus rivales, peleaba contra sí misma. Doce meses posteriormente, Sabalenka es la digna sucesora de Ashleigh Barty en el Rajado de Australia y la nueva número dos del mundo. Para ello, la bielorrusa sacó delante una durísima final frente a la kazaja Rybakina y logró lo que hasta ahora le había sido difícil, subir un Grand Slam (6-3, 3-6 y 4-6). Con 24 primaveras, dio una gran escarmiento de tenis y demostró ser la mejor jugadora del torneo, poco que en demasiadas ocasiones se le había incapaz. Sus lágrimas al final, el no poder articular palabra con su equipo tras la conquista, describen el sufrimiento vivido hasta conservarse al éxito.

Sabalenka no fue una pupila prodigio, pero se convirtió en una de las mejores del circuito ayer de los 20 primaveras. Su talento era indiscutible, pero los resultados tardarían en conservarse. Hace dos primaveras alcanzó las semifinales en Wimbledon, posteriormente en el US Open y logró terminar en año en el top-ten. Pero la montaña rusa le hizo tocar fondo en Australia y torneos posteriores. Posteriormente de mucho trabajo, tanto en la pista como fuera de él, al final de año volvía a encontrar sus mejores sensaciones. Otra vez semifinales en el US Open y finalista en el Masters.

Horizontal

Aryna Sabalenka celebra su triunfo




DAVID GRAY / AFP

Ayer de la gran final la bielorrusa se visualizaba superior. Tanto por ránking como por estado de forma. Sabalenka no había perdido un set este año ayer de conservarse a esta final, y ganase o no iba a ser número 2 del mundo posteriormente del torneo. Los resultados de Rybakina ayer de Australia no habían sido esperanzadores, pero una vez en Melbourne se convertiría en una auténtica matagigantes. A la final llegó posteriormente de haberse deshecho de tres campeonas de Grand Slam como Swiatek, número 1 del mundo, Ostapenko y Azarenka.

La final fue una batalla épica entre dos gladiadoras. Dos jugadoras no acostumbradas a estos escenarios que no querían dejar acaecer su oportunidad. Sabalenka había llegado a su techo. Rybakina, en cambio, había diligente la ocasión en la única vez que había llegado a una final, al superar Wimbledon en año pasado.







La presión le pudo a Sabalenka en el primer set

La jugadora kazaja supo emplear el parcialidad de su rival en el primer set. Minimizó sus errores y usó a su cortesía los histerismo de Sabalenka, mucho más presionada por la oportunidad que suponía para ella esta final. Todo fue de cara para Rybakina. Incluso cuando la bielorrusa recuperó el break en contra en el octavo descanso, la kazaja se lo devolvió y cerró la manga por 6-4.

Como a lo desprendido de su carrera, a Sabalenka le costó encargar sus emociones. Pero logró asentarse en el partido y poco a poco sacar su mejor tenis. En la segunda manga su crecimiento fue evidente y su rival ya era consciente de que la final ya había cambiado. En la tercera manga Rybakina sólo encontró consuelo en el lanzamiento o en puntos cortos. Sabalenka lo abarcaba todo y ya no había marcha antes. Alargó el partido más allá de la razonamiento la kazaja, pero esta vez sí, la bielorrusa cogió lo que le pertenecía sin titubear.

Horizontal

Aryna Sabalenka, Billie Jean King y Elena Rybakina




Quinn Rooney / Getty

Con un físico imponente, basado en una fuerza sobrenatural, un tenista versátil y compacto, Sabalenka estaba llamamiento a ser importante. Pero esta nueva traducción ha añadido calma y pausa, adaptado lo que le faltaba para ser candidata a dominar este deporte.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente