Un terrorista suicida se ha hecho explotar este miércoles por la tarde frente al Empleo de Exteriores de Afganistán, provocando más de vigésimo víctimas. "He pasado entre vigésimo y veinticinco cuerpos en el suelo", ha explicado un declarante. "No puedo precisar cuántos estaban muertos".
Un empleado de France Presse, que se encontraba en el interior de un coche en las inmediaciones, dice sobrevenir pasado acontecer a un hombre con un fusil de asalto y una bolsa a la espalda, instantes ayer de la detonación. "Lo he pasado con mis propios fanales", asegura.
La crisis, que ha retumbado a las cuatro de la tarde, hora circunscrito, ha sido confirmada por el portavoz de la policía de Kabul, Jalid Zadran: "Los equipos de seguridad han llegado a la zona y lamentablemente hay víctimas".
Aunque la violencia ha descendido dramáticamente en Afganistán tras la triunfo talibán, que ha puesto punto final a décadas de aniquilamiento civil, los atentados del autodenominado Estado Islámico en Jorasán, de stop impacto mediático, no han desaparecido. En cualquier caso, la matanza de este miércoles todavía no ha sido reivindicada.
Hace un mes, un hotel de propiedad china en Kabul era objetivo de un asalto armado, que hirió a cinco chinos. Poco ayer, el embajador de Pakistán había escapado ileso de otro atentado. Todavía la embajada de Rusia, una de las pocas que ha permanecido abiertas tras el cambio en el poder, ha sido atacada.
En el pasado, en cambio, el objetivo preferente eran las legaciones de India y de países de la OTAN, como España. La comunidad Haqqani, a la que se responsabiliza de muchos de aquellos atentados, ocupa actualmente el empleo del Interior del Emirato Islámico de Afganistán.
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