Cómo limpiar monedas, tanto de uso como para coleccionar

Las monedas tienden a acumular suciedad, ya sea por tener lugar de mano a mano o acumular polvo en una hucha. O correctamente por favor estado abandonadas durante primaveras, como es el caso de las monedas antiguas. Si te dispones a limpiarlas, has de aprender que no todo vale para dejar la calderilla reluciente.

En primer extensión, si las limpias con productos inadecuados puedes dañar el material y, con ello, mermar su valía. Esto ocurre sobre todo con monedas antiguas para coleccionar. En función de su material y época, algunas tienen una pátina, una capa protectora que influye notablemente en su valía. Al limpiarlas, podrías dañar esta pátina y arruinar la tasación de la moneda.

Pero si quieres retirar polvo, tierra, suciedad u óxido de tus monedas, puedes hacerlo siguiendo una serie de trucos caseros tan sencillos como efectivos, empleando productos que encontrarás en casa sin dificultad. Si utilizas los productos y materiales adecuados, podrás dejar tus monedas relucientes sin dañarlas.



Llena un recipiente con agua tibia y un halago de pH neutro. 







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Deja las monedas en remojo durante media hora. 







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Puedes frotarlas con cuidado con ayuda de un cepillo de cerdas suaves o una porífero blanda, para retirar la suciedad más resistente. 







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Acláralas sumergiéndolas en otro recipiente con agua tibia. 







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Sécalas muy correctamente a toques suaves con un paño despejado de microfibras o una trapo para lentes. Evita usar algodón o cualquier otra tela que pueda dejar restos. 





En un recipiente, mezcla zumo de citrón con unas cucharadas de bicarbonato. 







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Introduce las monedas en la mezcla y déjalas en remojo unos minutos. 







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Puedes frotar con un cepillo de cerdas suaves para quitar restos de suciedad. 







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Acláralas con agua tibia. 







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Finalmente, sécalas con un paño de microfibras. 





Coloca las monedas debajo del chorro de agua tibia del espita, para que la presión ablande la suciedad. 







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Posteriormente, sumérgelas en vinagre durante unos minutos para eliminar el óxido. 







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Acláralas de nuevo con agua tibia. 







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Sécalas correctamente con un paño de microfibra, siempre sin frotar. 





Incorpora en un recipiente un vaso y medio de licor isopropílico y tres cucharadas de sal. 







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Introduce las monedas y déjalas en remojo durante unos minutos. 







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Puedes frotarlas con una porífero o cepillo de cerdas suaves. 







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Acláralas con agua tibia retirando correctamente toda la mezcla de sal y licor. 







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Sequía las monedas a toques con un paño, sin restregar el paño, ya que si quedan restos de sal podrías rallarlas. 



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