Tomar la intrepidez de nacer a ir a terapia no siempre es comprensible. Desafortunadamente, todavía existe cierto reparo o estigma en torno a la vitalidad mental –aunque cada vez menos–, que nos hace dudar a la hora de dar el paso. Pero cuidar de nuestro bienestar emocional es sumamente importante.
Cuando decidimos pedir la ayuda de un profesional, debemos comprometernos con el proceso para que este dé los resultados esperados. Por ello, conviene estar alerta a ciertos errores muy comunes que las personas cometen cuando empiezan a ir a terapia. Pues evitarlos es secreto para el éxito y el progreso en ese camino.
No escoger el profesional adecuado
No todos los profesionales son iguales. No es lo mismo un psicólogo clínico que un psicoterapeuta, un psiquiatra o un psicoanalista. En función de cuál sea nuestro caso y el problema que deseamos tratar, conviene comparecer al más indicado.
Encima, si se tráfico de patologías concretas, resulta esencial averiguar un profesional especializado en cada una. Por ejemplo, en el tratamiento de la ansiedad, la depresión, de trastornos de la conducta alimenticia, de casos de menores, de fobias, etcétera.
Por otro costado, otro error habitual es creer que la terapia no es para ti solo porque no has encajado con el terapeuta escogido. Si tus sensaciones no han sido buenas en la primera toma de contacto, comunícaselo para encontrar otra metodología de trabajo o prueba con otra persona, pero no abandones en el primer intento.
Creer que con unas pocas sesiones es suficiente
La terapia es un proceso que requiere tiempo. No es como comparecer al dentista a una lavado y ya está, sino que es un trabajo concienzudo que evoluciona con cada sesión. Ten paciencia y no abandones antaño de tiempo, poliedro que el progreso requiere dedicación y esfuerzo.
No trabajar más allá de la sesión de terapia
Estrechamente conexo al punto preliminar, encontramos otra equivocación que no debes cometer: creer que con comparecer a las sesiones es suficiente. Mínimo más remotamente de la ingenuidad. Los psicólogos no cuentan con una varita mágica que solucione tus problemas, sino que te darán la ayuda y las herramientas para que tú mismo encuentres el modo de lograrlo.
Para ello, deberás prestar atención en las sesiones, encargar en tu terapeuta, escuchar sus consejos, seguir sus pautas e incluso hacer las tareas y deberes que te asignará si es preciso. El proceso de terapia requiere compromiso y trabajo por tu parte que se verán recompensados cuando veas que surten intención.
No ser sincero con tu psicólogo
La relación con el profesional de la vitalidad mental debe ser abierta, sincera y de confianza. No le mientas ni le ocultes cosas –ya sea por temor, pudor o por creer que no son necesarias en tu proceso–, ya que esto solo entorpecerá el trabajo mutuo y perjudicará el vínculo entre profesional y paciente.
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