“Vamos a contar mentiras, tralará. Vamos a contar mentiras, tralará...” Oswald Aulèstia nos recibe en su casa-estudio en Gràcia y, sin mediar saludo, se pone a cantar a toda pastilla la canción inmaduro que en su atronadora voz resulta casi inquietante. Falsificó obras de Miró, Modigliani, Chagall o Picasso; ganó millones con sus engaños, vivió una vida de excesos y, tras cumplir nueve meses de condena en Estados Unidos, hoy goza de una inesperada popularidad como pintor, al tiempo que protagoniza series y documentales (El falsificador, de Kike Maíllo) y publica sus propias memorias escritas a cuatro manos con una de sus ex mujeres, Neus Casablanca (Esfera de los libros).
Le miro y me sonrojo pensando la cantidad de cuadros falsos que habré conocido en los museos.
Todo es un fraude. El arte hoy no se vende por el cuadro, se vende por su historia o su procedencia.Tenlo siempre presente. Es vergonzoso pero es la ingenuidad.
"Yo soy un pirata, pero mi profesión es la de pintor. Y que me haya llegado este éxito por ser un falsario..."
¿Por qué nos despierta tanta simpatía la figura del falsificador? Es un delincuente.
Lo desconozco, pero es cierto. Y lo digo con tristeza: los artistas tenemos un ego descomunal. Tengo 76 abriles, no gimoteo porque he sido pillín, que quede aceptablemente claro. Pero mi profesión es la de pintor, yo pinto, y que me haya venido este éxito por ser un falsario… Si hay poco que odio son las mentiras.
Pero ha vivido del patraña.
Que no, que no, te confundes. Yo he sido siempre un pirata, pero me he dedicado a pintar. ¿Tú crees que un hombre que hubiera sembrado todo su entorno vendiendo cuadros falsos saldría ahora por televisión y por todos los medios, sin miedo a que me denunciasen? Nunca me he dedicado a traicionar. Lo que sí he hecho es pintar, eso sí. Todopoderoso me dio esa capacidad y me ha gustado comportarse la vida a tope. He sido un hombre pequeño, insustancial, que me ha gustado divertirme, el sexo, las drogas, el rock and roll, la apariencia, correr. Y eso lo he conseguido pintando. Claro que puede ser que no fueran todos míos...
En su obra lo reconoce.
Todo lo que descripción en el obra te lo puedes creer. El documental y la serie son una verdad de Kike Maíllo. Él es Tarzán y soy yo la Chita, hago lo que él me dice.
Sostiene que nunca vendió pero su primera operación con su padre, el además cómico Salvador Aulèstia, fue la traspaso de dos témperas que supuestamente le había dedicado Miró… Tal vez sus propietarios se estén enterando ahora de que son falsas.
Bueno, tú estás hablando de muy al principio, de los abriles 70, y puede ser que sí, el cuerpo es débil, las circunstancias, ya sabes. Pero el padre de aquel movimiento no era yo. Tenía a mi padre, que era un crack, en todos los aspectos negativos, nadie positivo.
Su padre vendió hasta tres veces la escultura Sitial Gaudí , que está en Vilanova i la Geltrú y que Fraga Iribarne le había encargado para la Bienal de Venecia.
Sí, y cuando se enteró, el propio Fraga dijo: “No esperaba menos del pedagogo”.
Y usted se hizo producirse por el marido cornudo de la amigo de Miró, eso le permitía validar las obras.
Me lo propuso un galerista italiano. Estamos hablando de 1971. Hacienda mundial en mis bolsillos, malogrado. Me ofreció 5.000 pesetas y dije, “¿a quién hay que matar?”. Pero es un Oswald de 21 abriles que encima es un aprendiz del mundo del arte. Hoy sé perfectamente cómo funciona.
“Me dieron 5.000 pesetas por hacerme producirse por el marido cornudo de la amigo de Miró”
La triunfo como falsificador lo ha aupado como pintor. “Vendo lo que quiero y al precio que quiero”, asegura.
Al principio me daba mucha satisfacción. Hoy me molesta un poco: la muchedumbre viene a comprar lo que hace el falsario.
¿Le da pedigrí a su obra?
La mierda y el ruido venden. El estiercol se utiliza para hacer crecer las plantas, en la vida existente es lo mismo.
Leo en 'El falsificador' que Madonna le compró una caja de metacrilato y que Al Pacino montó en su edén una palmera con penes de madera pintados de colores vivos, además de su autoría. Fue a finales de los noventa, entonces aún no era insigne.
Dáme un punto de apoyo que te levantaré el mundo. No me quiero poner medallas que no me corresponden. Es verdad que me compraron pero porque tenía un marchante amigo de ellos. Un hombre de una belleza extraordinaria y con grandísimas relaciones, así que es tratable entender que fuera capaz de traicionar la obra a estos personajes. Pero si hubiera llegado yo con la caja, ¿crees que Madonna habría pagado 30.000 dólares? ¿A mí? En el mundo del arte todo tiene que ver con las relaciones. Esa es la verdadera verdad.
¿Cómo cómico no ha sentido nunca remordimientos por perjudicar a otros artistas a los que falsificaba?
Perdón, ¿pero sabes cuánta obra mía hay falsificada? Soy el falsificador falsificado.
¿Y los persigue?
Escribo a las casas de subastas advirtiéndoles y pido que retiren los cuadros. pero no me hacen ni caso. Y en el fondo...
Equidad poética.
Tú lo has dicho.
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