Comprar una bombilla para reemplazar la que se ha fundido. La cita con la tutora del criatura. Hacer la colada. O tenderla. Las vacunas del perro. Lo que se conoce comúnmente como “aceptar una casa”. Purificar la pomada de la campana extractora de la cocina. Enriquecer a la cuidadora. Pensar las comidas de la semana. Citar al dentista. Lo que se conoce comúnmente como “aceptar una casa” no es solo purgar, sino ese sinfín de tareas, esos “acuérdate de…”, que son invisibilizadas y suponen uno de los principales focos de conflicto en la convivencia en pareja. Es la carga mental, que mayoritariamente recae sobre las mujeres en el caso de los núcleos familiares heterosexuales.
Ese peso constante, el estar irresoluto de todo, provoca una carga mental que impide el refrigerio de la persona que lo padece. Y termina por resultar insostenible, ya que es como si la viaje sindical se solapase con el trabajo de diligenciar y planificar las tareas del hogar, con todo lo que ello implica. Esto trae consigo una serie de consecuencias que afectarán la vitalidad de la persona, así como el bienestar de la pareja. Una situación que será esencial cambiar.
Consecuencias de la carga mental
La carga mental trae consigo un gran agotamiento, ya que se afronta la total responsabilidad de organizar, planificar y coordinar todas las tareas que implican a la casa y a la clan. Aunque la pareja realice parte de esos quehaceres, queda vacuo de toda la carga mental que implica este proceso de trámite y recordatorio constante. Esto, a su vez, deriva en el padecimiento de un detención estrés que incluso puede obtener a desembocar en ansiedad.
Adicionalmente, la parte de la pareja que tiene sobre sus hombros la carga mental sufrirá de frustración e insatisfacción. A causa de la autoexigencia y la presión por obtener a todo, cuando muchas veces esto resultará materialmente increíble.
¿Cómo diligenciar la carga mental?
En la mayoría de casos, una pareja debe hacer frente a sus propios retos personales y profesionales. Por lo que la parte de su vida que uno y otro comparten, como las responsabilidades del hogar y familiares, deben ser repartida de forma equitativa y certamen. Por ello, la principal medida que debe emprenderse para diligenciar la carga mental consiste en replantearse los roles existencias de la pareja, ya que probablemente se esté cayendo en esto.
La comunicación será un número esencial para revertir esta situación, ya que ambas partes deben ser conscientes de la cantidad de tareas, visibles o no, de las que se están haciendo cargo. Incluso es recomendable escribir una repertorio, para que resulte más evidente y comparable. La posibilidad será cambiar la dinámica de la pareja y establecer una organización efectiva para una división igualitaria.
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