A posteriori de que Elon Musk se convirtiera en el principal asociado de Twitter - aunque ya no lo es -, el hombre más rico del mundo fue por más: hizo una ofrecimiento para comprar la red social entera. Con 43.000 millones de dólares sobre la mesa, son varios los que se preguntan qué significa esta intención de quedarse con el ecosistema de microblogging que, si adecuadamente no es de los negocios más prolíficos de internet, sí es de los espacios más intensos, activos y relevantes de la web.
Encima de los problemas legales que está enfrentando Musk por informar tarde de la importación de acciones, el hombre más rico del mundo dio un puñetazo sobre la mesa con una sondeo a fines del mes pasado, preguntando a sus seguidores si creían que Twitter protegía la privilegio de expresión. Y luego comenzó a preguntar por funciones que se vienen polemizando desde hace mucho tiempo, como un retoño para editar tuits.
Pero el trasfondo del cuestión tiene que ver con el sustrato de Twitter, cuyo leyenda no está de más memorar: “Únete a la conversación”, una propuesta que en el microclima de internet siempre estuvo asociada a la privilegio de expresión. Y es precisamente ese el foco al que apunta Musk: quién, por qué, cómo y de qué forma debe ser el custodio de tan delicada prerrogativa social.
Lo cierto es que la ofrecimiento de Musk, la respuesta de Twitter y la opinión de los expertos comienzan a cristalizar un ecosistema de problemas y preguntas para reponer por qué la persona que más fortuna tiene en el mundo está obsesionada con esta red social que está muy acullá de ser un negocio multimillonario, sobre todo en comparación con otras plataformas como Instagram o TikTok.
Y ya que no es exclusivamente el fortuna lo que lo motiva, aquí se pueden presentar cinco respuestas a las preguntas más calientes sobre el tema del momento de Silicon Valley y del mundo tech de este 2022.
¿Por qué Elon Musk quiere comprar Twitter?
Es la primera pregunta que se hacen todos: Musk tiene una fortuna de 264.9 mil millones de dólares. ¿Por qué pagaría 54.20 dólares por cada argumento de Twitter para terminar por desembolsar 43 mil millones en total?
Aquí aparece la insistente militancia por la privilegio de Musk: primero, en la sondeo que tuiteó para consultar si Twitter adhería a estos principios. Luego fue más allá y preguntó a sus seguidores sobre si Twitter debería ser “de código destapado”, es sostener, accesible y modificable por todos, o no.
Sin incautación, muchos coinciden en una crítica contra Musk: “El magnate quiere atención, no privilegio de expresión”, tituló The Atlantic en un duro artículo esta semana. The Guardian llamó a Musk “el absolutista de la privilegio de expresión”. Y así, varias críticas fueron en este sentido.
Hay poco que es cierto: la pregunta de Musk es engañosa. Porque una cosa es la privilegio de expresión que en Estados Unidos garantiza, protege y custodia fuertemente la primera corrección de la Constitución norteamericana, y otra los términos y condiciones de una red social.
Todas las plataformas tienen sus propias reglas. Normas que, a fin de cuentas, explican por qué el expresidente de EE.UU. Donald Trump pudo ser expulsado (no sin polémica) de ellas.
Twitter, ¿quiere ser comprado?
Son varias las versiones que circulan en torno a esta pregunta. Por un costado, el CEO de la compañía, Parag Agrawal, no se pronunció públicamente. Siquiera Jack Dorsey, fundador y personaje con gran influencia en el mundo tech.
Lo único que hizo Agrawal fue advertirles a sus empleados que serían semanas turbulentas, sabiendo que los rumores de la importación y luego las intenciones de Musk agitarían el enredo.
Un artículo de Bloomberg pudo pintar el panorama del clima que se vive en las oficinas de Twitter: malestar completo. Incluso los canales de Slack se llenaron de comentarios, críticas y dudas.
Por ahora, lo único oficial de la compañía es un comunicado en el que dijo que analizará la ofrecimiento “para determinar el curso de argumento que sea el mejor para los intereses de la compañía y de los accionistas”. Por ahora, Twitter se mueve en la equívoco y no pone fechas de definición.
¿Qué pasa si Twitter rechaza a Musk?
Musk, hábil negociador, ya anticipó que si la compañía no acepta su ofrecimiento podría traicionar sus acciones recientemente compradas. Con un factor válido de presión, el todavía CEO de Tesla y SpaceX sabe que puede fundar una red social alternativa para, a fin de cuentas, intentar destruir a Twitter.
Es una faena complicada, sobre todo si se tiene en cuenta que Twitter ya lleva más de 16 abriles en el ecosistema de internet y tiene 329 millones de usuarios en todo el mundo (proyectados a 2024, 340 millones).
Y que, encima, políticos, gobiernos, instituciones oficiales, empresas, periodistas, deportistas y figuras del espectáculo utilizan Twitter como su canal de comunicación principal, logrando muchas veces hacer un “bypass” a los medios de comunicación para informar novedades.
Musk sabe, sin incautación, que tiene el fortuna suficiente para aguantar su esquema delante.
¿Qué pasa si Twitter acepta la ofrecimiento de Musk? ¿Cómo pagaría?
El Wall Street Journal especuló con la posibilidad de que Musk venda parte de sus acciones en Tesla o SpaceX. Como el hombre más rico del mundo, con una fortuna de 264.9 mil millones de dólares, parte de su riqueza se encuentra en activos de sus empresas. Este jueves Musk tuiteó la ofrecimiento.
¿Qué opciones hay de que Twitter acepte la ofrecimiento?
Pocas. Son muchos los expertos que coinciden en que una importación por parte de Musk le jugaría muy en contra a la red social. ¿Las razones? En primer ocupación, analistas de mercados insisten en que el precio es bajo. “Twitter vale más de 43 mil millones de dólares” fue uno de los comentarios más leídos en los círculos de analistas de Wall Street.
Pero hay otro problema de fondo. Fred Wilson, un inversor de la compañía, dijo que más allá del fortuna que se ponga sobre la mesa, no es buena idea que Twitter sea “controlado por una sola persona”. Así, no son pocos los que señalan que, a fin de cuentas, Musk logró lo que quería, sea que Twitter acepte o no la ofrecimiento: estar, una vez más, en el centro de la discusión.
Sus 81.9 millones de seguidores en Twitter lo conocen adecuadamente y saben que, a fin de cuentas, está jugando el pasatiempo que mejor sabe entretenerse: el de advertir la atención de la red social, los medios y del mundo. A fin de cuentas, de eso se tráfico Twitter: “Unirse a la conversación”.
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