Imagina que eres de los que leen novedades, pero de las de ayer. De las que lo fueron hace casi 2800 primaveras, como la Ilíada. Y que, por algún motivo, ha caído en tus manos Guilleries, de Ferran Garcia. Por su parte, él está leyendo tu última novelística, con la que obtuviste el premi Òmnium. Os gustáis, hacéis match intelectual. Y exacto entonces, la librera Isabel Sucunza os propone un acto conjunto, porque ha gastado ciertas conexiones entre ambas historias.
“Fue como una especie de señal”, dice Joan-Lluís Lluís en La Calders, para quien la de Garcia es una “maravilla de estilo y tensión novelística”. A lo que el otro rebate que Junil a les terres dels bàrbars es impresionante y lo dejó absolutamente extasiado.
Elogios mutuos
‘Guilleries’, de Ferran Garcia, es una maravilla de estilo y tensión novelística, dice Joan-Lluís Lluís
Si Junil podría compararse con una road movie en tiempos romanos, Guilleries sería como un película del Oeste a finales de las guerras carlistas. Sus protagonistas respectivos, Junil y Boi, caminan mucho, corren aventuras, y según apunta Míriam Cano desde el sabido, sentada en la escalera, “son niños extraños que sufren abusos de poder y de violencia, y aunque pierden la inocencia, no pierden la destreza en la examen”.
Es 12 de abril, La Calders cumple ocho primaveras, y la presentación se ha convertido en una fiesta. No faltan los editores de Les Males Herbes, Ricard Planas y Ramon Mas, acompañados de su jefa de comunicación Nura Nieto (por cierto: que el sello esté sito en la barcelonesa calle de les Guilleries, como el título que han publicado, es pura casualidad). De Club Editor están Maria Bohigas y Alejandro Dardik, que ha traído latas de cerveza para todos. Incluso ha venido Borja Bagunyà, flamante Premi de la Crítica por Els angles morts (Periscopi). Y claro, el impresor Luigi Fugaroli, editor de La Fuga, que ha publicado la novelística de Garcia en castellano, con traducción de Olga Jornet y el título de Maleza. La de Lluís la ha traducido Edgardo Dobry.
Hasta hace tres cuartos de hora, Lluís y Garcia no se habían gastado nunca. Han quedado un poco ayer y se han preguntado qué habrían sido Junil y Boi si se hubieran conocido; han determinado que serían como hermanos, haciéndose compañía mientras transitan de la infancia a la adultez, creciendo a través del relato y de un alucinación con el que construyen conocimientos propios y del entorno. “Todos los personajes de Guilleries están heridos, y Boi va señalando estas heridas”, dice Garcia, que se ha puesto de pie porque así se expresa mejor. Lluís todavía se ha elevado, y recuerdan a un dúo cómico o dinámico, los dos vestidos de desventurado, contando que siempre les han gustado esas aventuras que te arrastran desde de la primera página.
“El ser humano se alimenta de pan, de agua y ficción”, comenta Lluís: “Lo que lo distingue de los otros animales no es la inteligencia, sino el imaginario”. Y él se siente un privilegiado por contribuir a la elaboración de ese alimento intangible. Pienso en Aliment, de Martí Sales, todavía en el sabido. Lluís cuenta que los romanos no paraban de ofrendar animales, poco que hoy nos parece violencia gratuita, pero que ellos creían útil. Él es vegetariano desde hace más de cuarenta primaveras, y le parece igual de inútil matar animales para comérselos.
En el Reial Cercle Artístic
Agnès Marqués presentó 'Ningú sap que soc aquí', su primera novelística
Nadie sabe qué habría pasado si Junil y Boi se hubieran conocido, del mismo modo que siquiera sabemos cómo son en existencia las personas a las que creemos conocer. Desde esta premisa parte la primera novelística de Agnès Marqués, Ningú sap que soc aquí, publicada en Columna y que presentó en el Rooftop del Reial Cercle Artístic, acompañada de Òscar Broc y Eva Piquer, que pronto traerá un notición intelectual. Clara Moraleda leyó algunos fragmentos, y en el sabido estaba buena parte del equipo del No ho sé, que Marqués conduce en RAC1.
Por ejemplo, Jordi Cabré, que el día de su santo firmará ejemplares de Sense fi (Univers); todavía Xavier Aldekoa, que presentará su nuevo ejemplar luego de Sant Jordi; estaban Eulàlia Solé, Lluís Carrasco, Josep Manuel Silva, Joan Julibert, Josep Soler, Carles Quílez, y un liberal etcétera. Hubo cerveza, aperitivo, muchas risas. Y al escribir esto, veo una relación entre el nombre el software y el título de Marquès. Nadie sabe mínimo.
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