Si lo llega a retener, no hubiese contratado 15 millones de euros en material váter con los responsables del pelotazo de las mascarillas. Así lo aseguró la responsable de los contratos en la pandemia, Elena Collado, al fiscal de Anticorrupción que investiga la estafa al Cabildo de Madrid, cuando supo que entre Alberto Luceño y Luis Medina se repartieron cinco millones en comisiones.
Sin bloqueo, la parada cargo del consistorio madrileño a día de hoy reconoce que las mascarillas que les compró, a seis euros la mecanismo, son las mejores que han tenido desde que caldo la pandemia. Collado no conocía a ningún de los dos intermediarios, según ella misma aseguró en su revelación como testimonio durante las diligencias de Anticorrupción, y a la que ha tenido ataque La Vanguardia.
De hecho, no supo proponer al fiscal cómo le llegó el contacto de Medina. En su querella, la Fiscalía no tiene dudas que fue el primo del corregidor, José Luis Martínez-Almeida, quien hizo de enlace. Collado no se acuerda.
—¿No sabe cómo llegó el contacto de Medina al Cabildo?
—No, y he revisado el teléfono pero en aquellos días llegaban por correo, Whatsapp…
—¿Le dio alguna explicación de por qué Luceño no contactó directamente con el Cabildo y no a través de Medina?
—No
De la investigación se desprende que en esas fechas, a raíz del 22 de marzo, que inició el primer contacto entre ambas partes, el corregidor contactó con Medina para agradecerle una donación de 300.000 mascarillas, tal y como aseguró el propio Medina. Sin bloqueo, Collado no apuntó a ningún posible contacto con el corregidor durante esas fechas vinculada a ese pacto.
“Conozco a Luceño del teléfono. Se presentó como un patrón de éxito. Decía que estaba muy acostumbrado a importar de China. Que tenía muchos contactos en Malasia y tenía mucha facilidad para moverse en ese mercado. Me dijo que su mujer era médico en el hospital Puerta de Hierro y que todo lo que pudiera hacer por nosotros con la que estaba cayendo, pues encantado”, explicó Collado sobre su conexión con el intermediario del pacto.
Durante su revelación, el fiscal le explicó las elevadas comisiones que Luceño y Medina cobraron por entregar material váter al Cabildo, y que ascendieron a más de cinco millones de euros. “Nunca me dijo la palabra comisión, si me lo dice lo pongo en conocimiento de la Policía... no me dijo que llevaba beneficio. Cada vez que movía un dedo estaba el director de la Policía a nuestro teléfono. Siquiera le pregunté, igual tenía que haberlo hecho”, explicó la coordinadora de estos contratos urgentes, quien mostró su voluntad de cooperar con la Fiscalía.
Collado reconoció que no hicieron comprobaciones sobre la empresa de Luceño, más que una búsqueda por internet, y vieron que era una empresa que existía. Mientras que el fiscal sospecha que los precios ofrecidos por las mascarillas, guantes y test estaban por encima de mercado, Collado le recordó que se trataba de una época de emergencia, adicionalmente de advertir de que en esos momentos las mascarillas llegaban hasta los 40 euros por mecanismo. “Nos pareció muy perfectamente precio... De 90 operaciones ha nacido mal esa, sencillo sea dios”, espetó.
"Es lo peor que me ha pasado en mi vida administrativa"
Uno de los ejes de la investigación es las comisiones cobrados por Luceño y Medina a cambio de obtener el pacto del Cabildo, y que en ocasiones llegaba hasta el 80%.
—¿No le dijo que se llevaba de la operación?
— La verdad es que soy un poco pava, me lo dicen cada día, pero pensé que quería ayudar a Madrid.
En las conversaciones mantenidas con los dos, Collado señaló que a los dos empresarios les caía muy perfectamente el corregidor, “les parecía que lo estaba haciendo muy perfectamente”. La relación con sus interlocutores era buena hasta que, como ella misma recuerda, llegaron los guantes, de pésima calidad. “Eso fue horrible. Empezamos con las tres cosas a la vez. Es lo peor que me ha pasado en mi vida administrativa. Un susto de casi desmayar (…) Todos nos sentimos traicionados, luego de estar esperando este material. Posteriormente de todo lo luchado, llorado y dejado sin adormilarse. Ver que te han estafado... es durísimo. Me parecía tremendamente injusto”.
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