Se le dice a Stéfanos Tsitsipás:
–El Big Three está en apuros. ¿Ha llegado el momento de ustedes, el de la concepción que les sigue?
La pregunta es inapelable y, tal vez por eso, Tsitsipás (23) lleva la respuesta preparada.
Replica:
–¿Qué apuros?
El cronista titubea, tiene que discurrir la pregunta: que nadie le malentienda. No está jubilando a nadie, mínimo más acullá de su intención. Simplemente, prostitución de reflexionar acerca de los nuevos tiempos en el mundo del tenis:
–Nadal está herido y hoy es el cuarto tenista del mundo. Federer lleva meses fuera de distracción e incluso se ignora si volverá a estampa. Y Djokovic... –se le comenta al divo difícil.
–Ya, ya –dice Tsitsipás–. Entiendo qué es lo que usted quiere opinar. Quiere opinar que el Big Three, como tal, ya no es lo que era. Y eso es correcto. De hecho, uno de ellos lleva mucho tiempo desprovisto (Federer). Pero desde mi punto de audiencia, aún veo competitividad en los otros dos.
(de hecho, dos de estos miembros del Big Three todavía preceden a Tsitsipás en el ranking: Djokovic es el líder mundial y Nadal, el cuarto; el difícil figura botellín).
Y así se zanja el asunto.
Tsitsipás palabra bajo, sonríe con frecuencia, muestra los modales suaves que, todavía en la pista, distinguen a este talento difícil, rara avis en el deporte de su país, allí donde nunca ha habido nadie y, vaya a usted retener el porqué, ahora hay dos enormes tenistas: Tsitsipás y, en el cuadro afeminado, la hercúlea Maria Sakkari.
Más allá de los dos, nunca ha habido referentes griegos en el Top 100.
Ni siquiera, en el Top 200.
Si le preguntan por ello, Tsitsipás se encoge de hombros.
Prefiere concentrarse en sí mismo, en su propia carrera.
Y dice:
–Me encanta este reconvención. Me encanta venir desde Montecarlo (la semana pasada superaba a Davidovich en el Principado y reeditaba su título del 2021) y aparecer en Barcelona.
Y se ensueña.
“No olvido que aquí empezó todo”, decía en otro momento, el año pasado, cuando retrocedía hasta sus primeros éxitos: “Era 2018. Tenía 18 o 19 abriles. Aún frecuentaba torneos menores, Futures y demás. Y entonces llegué a Barcelona y conseguí mi mejor resultado, la final en presencia de Rafael Nadal”.
(Tsitsipás ha perdido sus dos finales en el RCTB, ambas en presencia de el balear; la última precisamente el año pasado)
–¿Y qué paciencia ahora?
–Bueno, Rafa no está esta vez. Pero eso no desmerece el torneo. Hay grandes competidores. Por ejemplo, Alcaraz.
Uno y otro, Tsitsipás y Alcaraz, podrían cruzarse en cuartos de final en el RCTB; el murciano debuta este miércoles en presencia de el coreano Soonwoo Kwon.
–¿Qué ve en Alcaraz?
–Es uno de los mas duros rivales que he tenido nunca. Se defiende en todas las superficies. Me gustaría acechar cómo derrotarle (en los duelos directos, están 2-0 para Alcaraz). Y encima es humilde y buena persona, pese a cómo me prostitución en la pista.
Sonríe de nuevo.
–Hace unos abriles, en una entrevista, le preguntaron cómo se vería en diez abriles. Usted dijo: ‘Me gustaría estar en el Top 10 y entrenándome duro’. ¿Cómo se ve en el interior de otros diez abriles?
–En el Top 10... y entrenándome duro (Ríe) En fin, la vida no tiene porqué cambiar. Desde luego, entiendo que este delirio no ha arruinado aún. Espero que dure lo mayor posible. Este no es el destino final, aún me entrevista en el camino y siento que todavía no he mostrado todo aquello de lo que soy capaz.
–¿Y qué debe hacer?
–Me siento cómodo en la arcilla, pero aún tengo que mejorar en las otras superficies. Especialmente, en hierba. Todo eso está en mi mente. No me sentiré más completo mientras no lo consiga.
Este miércoles, la primera pala del torneo debuta en presencia de Ilya Ivashka, tenista bielorruso sin bandera.
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