¿Conoces el efecto que puede tener sobre ti el hecho de sentir odio?

El odio es un sentimiento asociado a emociones como la inquina, a la hostilidad intensa y puede conmover a inspirar violencia. Puede derivar de emociones como el miedo y puede producir, a su vez, otras emociones negativas. El mecanismo de este sentimiento ha sido objeto de estudio en numerosas ocasiones y es sabido que no es sencillo de resolver, ya que tiene un carácter duradero e inflexible. Lo que se sabe con certeza es que, al beneficio del objeto de esta emoción, el odio afecta profundamente a quien lo siente.

Las emociones son reacciones fisiológicas de nuestro cuerpo y surgen a partir de lo que nos sucede o de lo que ocurre en nuestro entorno. Son estados afectivos que no se producen de forma voluntaria y que afectan notablemente a nuestro organismo. Percibir una emoción puede provocar cambios en la memoria, la atención e incluso en la expresión del rostro.

Origen

Está demostrado que el origen de las emociones se encuentra en la fuga de hormonas

Está demostrado que el origen de las emociones se encuentra en la fuga de hormonas que, finalmente, transforman las emociones en sentimientos. La fusión entre los pensamientos y las emociones da como resultado un sentimiento, que tiene un carácter más duradero que la emoción y en el que la conciencia interviene de forma directa.

Sentimientos como el odio inciden en el cerebro y pueden producir más emociones negativas. Por otra parte, crea respuestas de lucha o huída que, a su vez, desencadenan el aumento de adrenalina y cortisol, la hormona del estrés. Los cambios hormonales pueden provocar ansiedad y desencadenar problemas de insomnio e incluso subidas o bajadas de peso, entre otras muchas cosas.

Discusión en pareja

Discusión en pareja

Getty Images/iStockphoto

Atosigante para quien lo siente

El odio tiene malos compañeros de delirio ya que es un sentimiento que se asocia con el enfado, la ira, la angustia o la chasco. Sentirlo perturba el inmovilidad y la tranquilidad, dispersa la atención, evita la concentración y, por otra parte, es fatigoso para quien lo siente. Para tratar de evitarlo, suele ser útil conmover hasta el origen. Aunque pueda parecerlo, porque hay quien lo asocia con el desahogo, el odio no es un sentimiento salvaguardia. Más adecuadamente al contrario.

Odiar, por ejemplo a una persona, tiende a mantenerte aún más unido a ella, o más adecuadamente liado, ya que le concedes espacio en tu pensamiento. Y quizá esa persona ni siquiera lo sepa. Puede que pienses que si alguno te traiciona o hace daño conscientemente, la única respuesta que merezca sea tu odio.

El odio puede desencadenar ira

El odio puede desencadenar ira

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Sin retención, lo único que verdaderamente puede liberarte de esa persona no es centrarte en ella, sino todo lo contrario: dejarla ir. Quizá puedan ser útil para ti reparar una emoción pasajera como la ira, pero no instalarte en un sentimiento como el odio, que sólo te hará daño a tí mismo, tanto físico como psicológico.

Las personas suelen reparar odio cuando se sienten vulneradas, traicionadas, atacadas o agredidas. Entonces deciden que el o los causantes de ese daño merecen ser castigados y la ira o el enfado dan paso al odio, un apelación que, de mantenerse en el tiempo puede causar serios daños, no al objeto del odio, omitido que se trate de odio extremo y se traduzca en acciones, sino a quien lo siente.

El odio, similar al rencor, es un sentimiento intenso y gafe que te lleva con destino a el desgaste emocional y que, con frecuencia, provoca sensaciones como la injusticia. Por otra parte, te hace entregarse tiempo y energía con destino a el objeto del odio, reparar dolor, tener estrés e incluso padecer ansiedad. No es en definitivo un sentimiento salvaguardia y hace que te centres en esa persona para olvidarte de ti mismo.

Averiguar el origen, aceptar los hechos y analizarlos con frialdad puede ayudarte a alejarte poco a poco del sentimiento de odio. Un buen objetivo podría ser hacer un delirio cuyo destino sea la indiferencia, porque esa persona no es merecedora de tu tiempo ni de tu energía. Igualmente es posible obtener de los hechos que originaron el odio, un enseñanza positivo que quizá te haga más robusto. Trabajar la compasión además puede ayudarte a aventajar el odio y es un sentimiento verdaderamente salvaguardia. 

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