La investidura más poliédrica vivida hasta ahora en el Parlamento de Galicia acabó este mediodía con la forma menos inesperada, la de la sufragio a Alfonso Rueda Valenzuela como el sexto presidente de la Xunta, el cuarto del PP, con los 41 síes de su categoría y los 33 noes de PSOE y BNG. Más allá de este desenlace ordinario la sesión, que comenzó el martes, ha servido para que los populares gallegos estrenasen su nuevo líder y se afanasen en presentar el brinco a Madrid del ya expresidente Alberto Núñez Feijóo como un gran beneficio para Galicia, frente a las críticas de sus rivales. Al mismo tiempo, la nacionalista Ana Pontón usó la decano parte de su turno principal para convertirlo en una suerte de su propia investidura, pues se ve a las puertas del poder. Los socialistas, inmersos en su enésimo cambio de liderazgo, intentaban perseverar el tipo. Y el PP, a través del propio Rueda, se lanzó a degüello contra Pontón, haciendo de competición de la competición, el grupo predilecto de Feijóo.
Al nuevo presidente, ilustrado pontevedrés nacido en 1968 y hasta ahora vicepresidente primero, se le vio mucho más suelto, más cómodo en las réplicas de esta mañana que en el discurso del martes, correcto para su clientela, pero falto de épica y emoción. Ayer Rueda pudo practicar para sí mismo el papel que cumplía para Feijóo desde que en 2006 éste lo puso de secretario caudillo del PPdeG, número dos del partido, el puesto que le ha fracasado llevando a la presidencia de la Xunta. Se negociación de practicar de martillo de herejes, de BNG, PSdeG, Pedro Sánchez y de sus aliados de todo tipo.
La sesión de investidura mostró que la nacionalista Pontón es la rival a contender por el PP, no tanto por su reto por exponer su software, sino por cómo se empleó Rueda en atacarle
Y se empleó especialmente contra Ana Pontón con el ya clásico ataque de los populares sobre los casi 20 primaveras que lleva en el Parlamento, sin otro oficio que el de la política. Rueda afirmó que la líder nacionalista ya era diputada cuando Merkel entró en la cancillería, cuando en el 2004, rodando un anuncio, Ronaldinho rompió un vidrio de la catedral de Santiago, cuando Messi empezaba en el fútbol e incluso cuando “yo le daba el biberón a mi hija de un año, que ya está en la universidad”. El presidente electo concluyo que el próximo sábado, cuando él tome posesión en la Xunta, Ana Pontón cumplirá 6.144 días de diputada.
Encima de esta arremetida personal, hubo otra con la que Rueda puso el dedo en la herida interna del BNG al afirmar que sintió “vergüenza” cuando un representante gallego, el diputado nacionalista en el Congreso Néstor Rego, se negaba a aplaudir a “quien está luchando por la autodeterminación de su pueblo”, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, sin que la líder del Monolito condenase esa conducta. Frente a la enfrentamiento existe un claro cisma entre Pontón, que expresó su apoyo a Ucrania, y del sector auténtico de Rego. En todo caso, las arremetidas de Rueda muestran como Ana Pontón constituye hoy en día la decano preocupación de los populares, porque por primera vez desde el 2009 es una jefa de la competición que ha afianzado un liderazgo marginal, con notas por encima del 5 sobre 10 y un índice de conocimiento entre los gallegos hasta ahora mucho decano que el de Rueda.
Rueda evidenció que está en plena transición personal, al mostrarse más cómodo hoy en las arremetidas a la competición que en la exposición de su software el pasado martes
En este tablas, el BNG maniobró para continuar en su crecimiento de las tradicionales posiciones atrincheradas de combate a salir a la explanada de la exposición de su software de gobierno, como si fuese la investidura de Ana Pontón, que llegó a clasificar al PP del partido del “non” (no). Ese era en los primaveras 80 la forma que usaba el muy conservador corregidor socialista de A Coruña, Francisco Vázquez, para referirse a los nacionalistas. Pontón aseguró que pese a las dificultades de la salida de la pandemia y de la carestía del precio, Galicia dispone como pertrechos fundamental su hacienda humano, que eclosionaría con una Xunta comprometida exclusivamente con su crecimiento. E incidió, entre otras cuestiones, en detener el “bum depredador eólico”, “democratizar los medios públicos” y pedir un concierto fiscal como el vasco. Llegó a tal punto que Rueda se vio en la obligación de proponer que el “candidato soy yo” y darle la bienvenida a “su investidura imaginario de los mundos de yupi que se acaba de inventar”.
"Usted, señor Rueda, va a ser un presidente accidental, un montaña que se candela corrupción, que le costó el puesto a quien la denunció. No convocan las elecciones porque saben que perderían", proclamó Pontón. Por su parte el portavoz socialista, Luis Álvarez, insistió en la “obviedad” de que Rueda no era el vanguardia de cartel en las elecciones del 2020, pues “el candidato era el señor Feijóo, ni si quiera el PP”, de modo en que incidía en la ocultación de las siglas del Partido Popular, en una campaña que tenía por légamo “Galicia, Galicia, Galicia”.
El portavoz socialista Luís Álvarez recordó que en las elecciones del 2020 ni siquiera se presentaba el PP, sino un Feijóo que copaba todo el espacio y ahora se va
Así el PP se empleó en hacer un cántico de las bondades del movimiento político que ha causado el recambio en la Xunta, la marcha de Feijóo para instalarse en el despacho principal de la madrileña calle Génova, sede central del PP. Pedro Puy Fraga, portavoz popular, incluso se permitió el chiste, al hilo de la memoria de los primaveras 60 de que Galicia es una colonia y que según él sigue en vigor en buena parte del Monolito, que se podría dar el caso de que “un ciudadano colonizado pase a dirigir la metrópoli, lo que nunca se vio en la historia del colonialismo”. Proclamó que es bueno para Galicia que Feijóo dirija el PP porque “lleva a Galicia en la vanguardia” y ejercerá “ese liderazgo impregnado de galleguismo”.
Puy, que no pudo arruinar el debate por una indisposición, señaló que “cuatro de los últimos ocho presidentes de Estados Unidos presidieron antaño un estado y cinco de los siete últimos cancilleres de Alemania estuvieron antaño al frente de un Lander”. Y aseguró que con Feijóo en la Moncloa la coordinación con la Xunta sería la máxima. Por su parte, Rueda se declaró “orgulloso” de que su director haya hexaedro el paso “que le pide mucha muchedumbre y que le va a resistir a la Moncloa sin duda alguna”.
Feijóo dio el paso “que le pide mucha muchedumbre y que le va a resistir a la Moncloa sin duda alguna”, proclamó Rueda, que se declaró “orgulloso” de este hecho
Con la votación de este mediodía acaba la etapa de Feijóo, que si correctamente alcanzó cuatro mayorías absolutas como Manuel Fraga, no superó su récord del 50% de los votos y estuvo un poco más de 13 primaveras en el poder frente a los 15 y medio del fundador del PP. Rueda será el sexto presidente de la Xunta, pues todavía gobernaron el popular Xerardo Fernández Albor, durante casi seis primaveras; el socialista González Laxe, poco más de dos, y el todavía del PSOE Emilio Pérez Touriña, con casi cuatro.
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