La alimentación es responsable de más de la mitad de la huella ecológica de España

La comida es responsable de más de la porción de la huella ecológica de los españoles, por delante de la movilidad (que aporta el 17%) y la vivienda (16,%). Así se desprende del crónica Sostenibilidad del consumo en España , en el que se evalúa el impacto ambiental interno y foráneo de todo lo que se produce y consume en un año en España.

El estudio, coordinado por el Tarea de Consumo y el Centro Popular de Investigación (JRC) de la Comisión Europea, calcula la huella a partir de un adyacente de 16 indicadores de impacto ambiental entre los que figuran el cambio climático, la acidificación, el uso del suelo, la ecotoxicidad del agua dulce, el agotamiento de la capa de ozono o el uso del agua y minerales. 

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La carne es el producto nutritivo que más contribuye a la huella ecológica de los españoles 

Colaboradores

Y no es sólo que los alimentos sean el primer causante de la huella ecológica española, sino que su impacto se sitúa un 26% por encima de la media europea, poco que los autores del descomposición atribuyen “al carácter en gran medida intensivo e industrial que presenta el sistema agropecuario, fuertemente dependiente del uso de bienes fósiles, de fertilizantes químicos y de grandes cantidades de agua”.

Por contra, la huella ecológica de los españoles en consumos relacionados con la vivienda es inferior a la media de la UE correcto a que en otros países gastan más energía para calentar los hogares. 

Los productos con más impacto son la carne y los lácteos, seguidos de aceites y bebidas

En el caso de los alimentos, el crónica muestra que los productos con más impacto son los de origen animal -carne (45% de la huella de la comida) y lácteos (15%)-, seguidos de los aceites y las bebidas.

“La forma en que nos alimentamos no sólo repercute en la salubridad individual, sino asimismo en la salubridad colectiva; y ahí hay un gran beneficio de progreso ya que algunos cambios en la dieta tienen gran impacto y podrían mejorar no solo nuestra salubridad sino la del planeta”, ha afirmado el ministro de Consumo, Alberto Garzón, durante la presentación del crónica.

Pouring olive oil from bottle onto cabbage and carrot salad. Selective focus

Engullir menos carne y lácteos y más verduras y legumbres contribuye a mejorar la salubridad propia y la del planeta 

Ina Tsitovich

En este sentido, los autores del estudio han realizado varios escenarios de simulación para ver cómo cambiaría la huella ecológica si los españoles modificaran algunos hábitos de consumo. Y aseguran que comiendo un 25% menos de productos cárnicos y de lácteos y más legumbres y huevos se reduciría significativamente el impacto sobre la capa de ozono (-20%), la acidificación o la toxicidad humana, entre otros.

Y si el cambio de dieta supusiera compendiar a la porción el consumo de productos animales e incrementar el de vegetales, los impactos podrían reducirse hasta el 40% en algunos de los indicadores del cambio climático.

Alberto GarzónMinistro de Consumo

“La ironía es que parte de la posibilidad está en retornar a la dieta mediterránea, que es consustancial a nuestro país pero que se ha ido perdiendo”, dijo Garzón, que enfatizó cómo la intervención en la categoría de comida es la más relevante para compendiar la huella del consumo en España.

A este respecto, el crónica muestra que las mejoras que pueden conseguirse con otras actuaciones, como mejorar la eficiencia de los electrodomésticos o promover su reutilización, son muy inferiores, de entre el 1% y el 10%. 

Con todo, Mónica Di Donato, investigadora del Fuhem Ecosocial y una de las responsables del crónica, aseguró que “una reducción del 1% puede parecer poca, pero es una contribución más para resistir a los umbrales de sostenibilidad”, en los que España está en zona de parada aventura en categorías como el cambio climático, la toxicidad del agua dulce y las partículas en suspensión.

Mónica Di DonatoInvestigadora Fuhem Ecosocial

Di Donato explicó que las tres principales presiones ambientales en España son el uso de agua dulce (con un consumo per cápita seis veces superior a la media de la UE), las emisiones y las micropartículas. “Estas tres categorías suponen las dos terceras partes de la huella interior de España”, de los impactos asociados a la linaje de bienes y el uso de los mismos, comentó la investigadora.

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