El celeste impoluto que preside este viernes el Gloria de Belgrado poco tiene que ver con el estado de actitud del Barça, que se asemeja mucho más a una tormenta tropical tras caer delante el Efectivo Madrid en semifinales de la Euroliga.
En esta final four siquiera. La maldición continúa. Son ya 16 presencias en la gran cita europea y al punto que dos títulos, el extremo hace doce temporadas. Aunque la derrota delante el Efectivo Madrid en el Stark Arena es de aquellas que dejarán una huella profunda, muy por encima de la media.
De momento
El carácter triunfador de Jasikevicius parecía el ingrediente que le faltaba el Barça para percibir la Euroliga pero no ha sido así
El via crucis europeo del Barça se hará más duro en Belgrado, obligados los azulgrana, máximos candidatos al título antaño de la cita, no junto a olvidarlo, a disputar el sábado el partido por el tercer puesto delante el Olympiacos antaño de poder centrarse en los playoffs de la Mezcla Endesa delante el Gran Canaria.
Cayó como una enorme plancha el 83-86 final. No encontraba palabras Mirotic, sobresaliente en el clásico, que no entendía cómo se le había escapado el triunfo a su equipo. Jasikevicius cargaba indisimuladamente contra sus jugadores tras el partido. La cara de la derrota era dura y de muy complicada digestión.
El club prefiere remitirse a final de temporada antaño de hacer vaivén pero es evidente que caer en semifinales delante el Efectivo Madrid no estaba en ninguna hoja de ruta. Alcanzar la segunda final four consecutiva a posteriori de tanto tiempo merece un gratitud pero da la sensación de que no es suficiente para un equipo diseñado y construido para percibir la Euroliga, difícil esconderse.
Atesora ya Jasikevicius dos Copas y una Mezcla, a la dilación de la resolución de los playoffs de este curso, pero en Europa no le ha aprehendido aún para el gran objetivo que propició su fichaje, la goce en la Euroliga.
Un dote el del lituano que con la derrota en Belgrado tan fresca resulta difícil de valorar con certeza, aunque resulte indiscutible que la nota es más que positiva. Pero el carácter triunfador que demostraba sobre las pistas parecía el ingrediente que le faltaba al Barça de las estrellas en Europa y, de momento, no ha sido así.
Más allá del banquillo, la confección de la plantilla asimismo merece un buen café y unas cuantas palabras, dolorosa la comparación con un fogueado Madrid, en la que la solidaridad abrumó a un Barça en el que Mirotic se sintió como El Llanero Solitario.
En Belgrado la digestión del Barça está siendo compleja y complicada.
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