El próximo 21 de julio, cinco días antaño del décimo aniversario de la arenga más célebre y decisiva en la historia del euro –Mario Draghi, su presidente, dijo: “internamente de nuestro mandato, el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente”– es el día traumatizado en el calendario para la primera subida de los tipos de interés en la eurozona desde noviembre del 2011. No es seguro, pero sí muy probable que sea así.
El consejo de gobierno del Parcialidad Central Europeo habrá dejado de engordar su cómputo el 30 de junio previo, al finalizar entonces su software de adquisición de bonos para allanar la financiación trueque de estados, empresas y familias y estimular la hacienda. Con la inflación en el 7,6% y unas expectativas inciertas por el impacto de la eliminación rusa en los precios de la energía y todavía por el avance de la inflación subyacente hasta el 3,5%, la presión para que el BCE se mueva es enorme.
Y Lagarde, su presidenta, fue este miércoles más convincente y concreta que nunca antaño, aún manteniendo parte de la reserva debida a la que obliga el cargo... “La primera subida tendrá extensión algún tiempo luego del final de las compras netas de activos”, dijo Lagarde. Eso es julio, ¿no? Lo parece, aunque la banquera, otras veces preocupada por los mensajes de algunos de sus compañeros de batallas en el eurobanco, eludió dar una respuesta taxativa y regresó a su confusión y prudencia habituales: “Todavía no hemos definido con precisión la conocimiento de algún tiempo , pero he sido muy clara en que esto podría significar un período de solo unas pocas semanas”, añadió en su intervención pública en Liubliana (Eslovenia) donde abogó por una normalización “progresivo” de la política monetaria.
Al contrario que la Fed, el BCE no subirá los tipos de forma abrupta. Ni puede hacerlo, por las consecuencias de estos movimientos en el crecimiento de la eurozona
–casi inepto, ya– y la financiación de estados con deuda y adeudamiento muy altos, ni lo cree necesario, ya que mantiene el discurso de que la inflación bajará con fuerza en el medio plazo. El mercado da por hecho de que será todo muy pausado y que los tipos tardarán en tomar pico y que los tipos de depósito a los bancos, en el -0,5%, se elevarán más o menos de un punto antaño de finales de año.
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