Están agotados de dar entrevistas, comen cuando pueden y duermen muy poco. Mahmood y Blanco, los representantes de Italia en Eurovisión, están entre los tres primeros en las casas de apuestas. Su canción, Brividi (escalofríos), una evocación en italiano en la que cuentan su modo de entender el sexo, arrasa en Spotify: es el tema eurovisivo más escuchado, cinco veces más que la segunda en esta tira, la sueca Cornelia Jakobs. Sin retención, ellos están convencidos que Italia no va a retornar a aventajar Eurovisión por segundo año consecutivo.
“Obtener es impracticable. Todo el mundo nos lo dice, y eso lleva mala suerte”, reconoce en una entrevista con La Vanguardia Alessandro Mahmood, de 29 primaveras, sentado yuxtapuesto al jovencísimo Riccardo Fabbriconi (Blanco), de 19, en el Museo de la Radiodifusión y la Televisión de Turín. “Pero haremos lo mayor posible para transigir una buena exhibición”.
Los diez primaveras diferencia de permanencia se notan, y igualmente la experiencia. Es la segunda vez que Mahmood participa en el certamen europeo posteriormente de arrasar con Soldi, que quedó segunda en el 2019. Por eso bromea abroncando a su compañero por cohabitar a las cinco de la mañana. Blanco se troncha: “Es como mi anciano, se va a yacer a la una”. “En existencia está más tranquilo él que yo. Pero es una experiencia totalmente diferente que la del 2019, otra ciudad, una canción diferente…”, argumenta.
Sus versiones del sexo son igualmente muy personales. Hablan sobre una ruptura, sobre los errores que se cometen en las relaciones, pero sobre todo de la desnudez que sienten a la hora de cortejar dos chicos de dos generaciones diferentes. “Queremos dar un mensaje de arbitrio a la hora de expresar el sexo. Simplemente hemos contado nuestra vida”, explica Blanco. Un himno al sexo universal que ha sido interpretado igualmente en Europa como un dueto de sexo sodomita.
“Es demasiado reduccionista opinar que es una canción de sexo sodomita. Acento de todos los amores, y quiere ser una canción más profunda sobre el significado del sexo. Cuando quieres opinar a cierto que amas estás desnudo, sin protección. Allí o vives o mueres. Acento de la fragilidad de exponerse”, cuenta Mahmood.
Como la canción del concursante suizo Marius Bear, Boys do cry, el dueto italiano reivindica una masculinidad sana a la hora de expresar el afecto, alejados de la figura de los “machos alfa”. “Es esencial que los hombres se puedan mostrar frágiles. Es triste que haya quienes todavía no puedan expresar sus sentimientos. Debe ser regular, abrazarse, besarse, rezumar, reír”, dicen sin titubear.
De la española Chanel admiran su capacidad para “cantar con una coreografía tan difícil”, y Mahmood destaca que uno de sus bailarines ya trabajó con él en el videoclip de Kobra, otro de sus éxitos. Aunque creen que la que va a vencer no es la cantante de SloMo, sino Ucrania, y lo defienden porque consideran que es el mensaje que debe divulgar Eurovisión este año.
“Por una vez la música puede divulgar un mensaje y es cabal que gane Ucrania, porque es inaceptable lo que está pasando allí. Encima los artistas que cantan tienen mucho talento”, sostienen sobre la Kalush Orchestra, una facción que mezcla el rap con el folclore tradicional ucraniano. “Sí, cuando la cantaron se nos quedó el estribillo en la inicio”, añade Blanco. Gane o no Ucrania, lo más probable es que Italia vuelva a tener un palmarés para recapacitar. En el festival de Sanremo ya conmocionaron con su química en el decorado. Y, en Turín, juegan en casa.
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