El referencia anual del Costado de España, uno de los grandes documentos secreto de prospección de la coyuntura económica de este país, destina este año un extenso y documentado estudio al lucha climático y la transición ecológica. Es la primera admisión pública de la institución sobre la carencia de afrontar de forma urgente y ordenada la transformación verde de la bienes y sociedad españolas. Puede decirse, en este sentido, que el Costado de España se ha hecho ecologista. Su principal argumento es que aceptar a tiempo el desafío de la descarbonización de la bienes española, así como las medidas necesarias para mitigar el impacto imagen que tendrá el calentamiento climático, siempre será menos costoso que no hacer nadie o hacerlo mal. En consecuencia es un desafío que hemos de adoptar todos seriamente y con emergencia bajo el liderazgo –a su motivo– de las autoridades públicas, que tienen los instrumentos de movimiento económicos, regulatorios y administrativos necesarios.
Para el Costado de España la principal aparejo para comportarse en la lucha contra el cambio climático son los impuestos. En este sentido defiende, en lista con las grandes directrices internacionales, que debe afrontarse una reforma fiscal verde para que los agentes económicos internalicen las consecuencias climáticas de sus decisiones. Al respecto recuerda la amplia humanidades académica que pone de manifiesto que los impuestos medioambientales son el medio más adecuado para que los precios que los distintos agentes económicos establecen en sus decisiones de producción y de consumo incorporen no solo el coste privado de dichas decisiones, sino incluso el coste social que se deriva de su impacto medioambiental. Esto supone que la fiscalidad verde debería comportarse como reasignadora de los capital económicos alrededor de el objetivo global de la lucha contra el cambio climático.
El Costado de España defiende la fiscalidad medioambiental contra el cambio climático
Para España, la formación de la fiscalidad verde con la europea puede ser especialmente problemática, puesto que los impuestos medioambientales están por debajo de la media de los Veintisiete.
Advierte incluso el Costado de España, en su extenso referencia, que la transformación ecológica de la bienes y de la sociedad española, pese a ser crucial para pelear contra el cambio climático, puede causar muchos problemas –y hasta ser traumática– para numerosos colectivos empresariales y familiares, especialmente los más vulnerables. Por ello, en su opinión, la política fiscal verde, así como las inversiones públicas y la regulación de la actividad económica, habrán de prestar una atención muy distinto a esos hogares y empresas más vulnerables, con objeto de mitigar de forma temporal el longevo impacto desfavorable del cambio climático en el corto plazo sobre dichos colectivos. En su opinión, la conveniencia de desplegar este tipo de medidas compensatorias no solo estaría justificada por cuestiones de equidad, sino incluso para alcanzar el suficiente e indispensable consenso social para arrostrar a final de forma competente la necesaria transición ecológica.
El desafío de la lucha contra el cambio climático es enorme y, adicionalmente, está sujeto a una gran incertidumbre. Pero hay que afrontarlo con determinación y eficiencia, tanto a nivel gachupin como a través de una adecuada coordinación internacional, ya que el peligro es general. En este entorno, pese a las dificultades, el Costado de España pide a las políticas públicas la máxima certidumbre política. Al respecto, delante las dudas que aún existen sobre los riesgos climáticos que afrontamos y su impacto crematístico, así como sobre la efectividad y las implicaciones de muchas de las medidas que se puedan adoptar, se hace necesaria una evaluación continua y rigurosa de todo ello para respaldar que la transición ecológica se produce de forma competente, sin enseres indeseados y sin malgastar capital públicos y privados.
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