En noviembre me detectaron anquilosamiento múltiple, una enfermedad que afecta tanto al cerebro como a la sustancia espinal y que, por desgracia, cada vez sufren más personas. Lo raro es que a cada uno le afecta de forma distinta.
Mi primer tratamiento no funcionó y pasé a uno más agresivo: vivo con miedo de que, de repente, alguna de mis articulaciones deje de funcionar, porque así es como se manifiesta. Pero por lo que más sufro es por mis padres, porque no hay carencia peor que enterarte de que tu hijo está enfermo.
Ana Gómez Pradas
València
Publicar un comentario