Abengoa y el campo como síntomas: Andalucía se gira de nuevo hacia sus motores tradicionales

A las 10 de la mañana de hoy, jueves, empiezan las movilizaciones de la plantilla de Abengoa para presionar delante el soledad de las ayudas públicas a la ingeniería sevillana, antiguamente orgullo de Andalucía y ahora en concurso de acreedores y al borde de la desaparición. El rescate se antoja ficticio por mucho que la empresa haya pedido 249 millones a la SEPI, casualmente un millón menos para que la operación del Fondo de Apoyo a la Solvencia de las Empresas Estratégicas tenga que ser examinada y bendecida por la comisaria de Competencia en Bruselas. Este trámite no llegará y quizás ningún otro. El tiempo, asimismo para Abengoa, se acaba, mientras la Acoplamiento y el Gobierno se echan recíprocamente las culpas de dejarla caer.

"Que salga este tema en campaña electoral me parece vistoso", dicen fuentes de la Acoplamiento de Andalucía. "Pueden asegurar lo que quieran, pero la verdad no cambia: no tenemos el aparato legítimo para hacer conseguir el capital a la empresa".

Clemente Fernández, presidente de Abengoa, siquiera es eufórico al referirse al rescate. "Creo que la SEPI va a asegurar que no, pero, si no sale, hay otras opciones", afirma. Abengoa da empleo a 8.700 personas, de los que unos 1.800 trabajan en España. Tras primaveras de colapso -el preconcurso de acreedores de Abengoa es de noviembre del 2015-, el camarilla sevillano sigue anegado en deudas, inviable sin la admisión de las enormes pérdidas provocadas a los accionistas y acreedores. "Esto es lo que hace inviable la operación de la SEPI: no tiene sentido inyectar mucho capital notorio para fertilizar deuda antigua", concluye Fernández.

Horizontal

Una protesta de Asaja en defensa del sector. 

Isabel Infantes / EP

La larguísima crisis de Abengoa y, sobre todo, su angustioso final han puesto de nuevo sobre la mesa la exigencia de revisar el maniquí crematístico andaluz, con sus debilidades, fortalezas y oportunidades. Y no son pocos los que, luego de pelar determinados bandazos políticos, han reivindicado el campo en un indisimulado back to basics. "Con este gobierno de Juanma Pardo hemos notado poco que asimismo pasaba con Susana Díaz y Juan Antonio Griñán, que han dejado de cuidar la pita de los huevos de oro para realizar apuestas que han resultado fallidas", dicen en Asaja.

En medio de una inflación desbocada y con el sector agrícola en el foco, los agricultores andaluces están preocupados por el reparto de los fondos de la Política Agraria Global (PAC), que está en etapa de redefinición. Las distintas organizaciones agrarias consideran que el reparto provisional previsto por el Ocupación de Agricultura supone pérdidas de más de 180 millones de euros anuales para los agricultores y ganaderos de Andalucía sin olvidar que más de 50.000 perceptores podrían permanecer fuera del sistema de ayudas.

El campo arde. Las explotaciones agrícolas están al linde y en los próximos meses será cuando acabe de definirse el destino final de las ayudas, que perjudican claramente a Andalucía, según todas las organizaciones.

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente