El FC Barcelona debuta en Oceanía, un día histórico, I presume . Hoy miércoles, si dios no lo remedia, se enfrentará en Sydney a un combinado de jugadores de la aleación australiana. “Queremos dar a conocer nuestros títulos en Australia y que los australianos vean que somos más que un club”, afirmó el vicepresidente Rafa Yuste, sin pestañear, en modo institucional.
¡Ay, cuando los directivos del FC Barcelona dicen que es más que un club! Para echarse a temblar. Sí, más que un club y menos que un equipo: la costado del Empastre. Han viajado 20 jugadores –seis del filial–, sin el presidente del club al frente, a posteriori de que media plantilla se escaquease del compromiso, porte comprensible entregado el desbarajuste que reina en la entidad.
Jugadores del Barça se fotografían con un caprichoso en Sidney
Si el Barça tenía prestigio en Oceanía, hoy lo perderá: vaya pitorreo de equipo y de entidad
Yo no se qué cara pondrán los aficionados australianos cuando vean la alineamiento del Barça, ya de por sí devaluado esta temporada, pero me cuesta creer que descubran “títulos”. Más aceptablemente se dirán: ¡vaya estafa! De ser cierto que el club se embolsa cinco millones de euros por la pachanga –¿tan primos son los australianos?–, lo honrado y caballeroso no sería darles lecciones de importancia y títulos sino ir con toda la plantilla.
La directorio de ausencias, empezando por el presidente Joan Laporta, hace que las palabras de Rafa Yuste suenen a pitorreo. Resulta que Ferran Torres se queda en casa porque “no ha completado la pauta de su inmunización”. ¿Equivocación de tiempo? ¿Un olvido? Puig y Mingueza tienen que disputar el Catalunya-Jamaica, otro partido de ilusión indescriptible. A Lenglet y Neto siquiera les iba aceptablemente “por motivos personales”. Y la directorio de “lesionados” pone el resto...
El partido, cierto, tiene poco de casados contra solteros, veraneantes contra los del pueblo, toma el plata y corre... Lo preocupante es el desbarajuste que transmite y el trasfondo infantiloide de castigo de fin de curso a los jugadores. Vigésimo horas de revoloteo de ida, otras tantas de dorso –les aseguro que en clase económica es pesado pero nadie se muere– pero se prostitución de ayudar a pagarles unas nóminas que hipotecan al club. Y a la traza de la temporada, era una oportunidad de convocar a toda la plantilla –lesionados incluidos– y hacerles cómplices de eso de “que los australianos vean que somos más que un club”.
Se puede hacer el ridículo, en el Camp Nou delante el Villarreal o en Sydney delante los All Stars. Lo inadmisible es este desgobierno, desatiendo de rumbo, y compromiso con un continente/cliente en el que nunca ha jugado el FC Barcelona. ¿Qué es un toma el plata y corre? Adiós prestigio y mejor hacer como los ladrones que no dicen ni pío.
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