En los primaveras 60 del siglo pasado, las centenarias bodegas Ferrero, del municipio de Cañada (Alicante), cesaron su actividad. Unas extraordinarias condiciones de conservación en su sala de toneles han traído hasta nuestros días un conjunto de soleras viejísimas, inalteradas durante más de 60 primaveras. En esta subzona de la Denominación de Origen Alicante los vinos de postre alcanzaron gran auge y popularidad durante el siglo XIX.
Esta gran colección de toneles alberga clásicos fondillones secos. Pero además vinos dulces, propios del estilo característico del Stop Vinalopó. La compañía Colección de Toneles Centenarios S.L. ha conseguido preservar diez toneles de 800 litros, de finales del siglo XIX; cuatro toneles de 850 litros, de finales del siglo XIX; y merienda botas de 500 litros, de principios del siglo XX.
El rey Luis XIV tomaba bizcochos mojados en fondillón, según relató el cronista oficial de la corte, duque de Saint-Simon
Fondillón Luis XIV homenajea al Rey Sol. El duque de Saint-Simon, cronista oficial de la corte del rey Luis XIV de Francia, relata en unas memorias como en los últimos días de su vida, su majestad tomó bizcochos mojados en fondillón para satisfacer así uno de sus más exquisitos hábitos. Este Fondillón procede del tonel falsificado como Espejo. El número total de botellas es limitadísimo. La crianza supera los 50 primaveras en tonel de quercus latinoamericano del siglo XIX, de 70 cántaros valencianos (805 litros).
Cada botella corresponde a una costal concreta, y en su contraetiqueta se indica el nombre del tonel principal de la costal, el número de cada botella y el número total de botellas de cada costal. Procede de su sala de toneles, olvidada durante más de 50 primaveras. Desde los primaveras 60 del siglo pasado hasta la ahora este fondillón, que sus rescatadores definen como “venerable”, permaneció adentro de viejísimos toneles datados en la porción del siglo XIX.
Desde los pasados primaveras 60 este fondillón, permaneció adentro de viejísimos toneles datados en la porción del siglo XIX
La solera fundacional se calcula que fue iniciada alrededor de el año 1868. Es heredero de una viejísima tradición de fondillones del Stop Vinalopó. La pisa de la uva (exclusivamente de la variedad tinta monastrell nacida en viñedos de suelos franco-arenosos, con prodigalidad de caliza) se realiza mayoritariamente como ayer, con los pies, sobre nuevos tablones de pino habilitados encima del cava.
Desde el principio, el plan Colección de Toneles Centenarios se apoya en la bodega El Pinaret, de Cañada. El plan ha sido impulsado por David Carbonell con los socios Regino Ballester y José Ferrero, gracias al enorme donación de viejas viñas, vinos y antiguas recetas que sus antepasados les proporcionaron. Se elabora en el mismo cava que utilizaron sus antepasados.
FondillonLuis XIVVariedadMonastrellDOPAlicantetrinque16,2ºPrecio235 euros
Desde este plan afirman que “el fondillón es un morapio histórico, raro y específico por las especiales condiciones que se necesitan para su elaboración. Cada menudencia ha sido elaborada por personas que tenían un pensamiento enológico que traspasaba las modas y el cortoplacismo”. Añaden que “el hecho de que el fondillón sea el único morapio liberal no fortificado del mundo marca la dificilísima elaboración del mismo”.
Catada la muestra 112 de un total de 323 botellas de medio litro (con tiraje realizado en 2021). La botella se presenta con estuche individual de madera y con tapón renacuajo de madera tintada, con espiga de corcho natural extra-flor. Fondillón Luis XIV presenta un color caoba vago, con ribetes amarillo yodado. Es un morapio de máxima concentración, un rancio tal cual con un toque dulce. Exhibe acetatos (la agrura volátil se eleva hasta 1,35 gramos por litro) y una punta alcohólica (16, 2º) en un estrato sutilmente dulzón (34 gramos por litro de azúcares).
Es un morapio rancio tal cual con un toque dulce. Exhibe acetatos y una punta alcohólica (16, 2º) en un estrato sutilmente dulzón
Destaca con notas de muebles viejos barnizados, de frutos secos, de pasas y dátiles (conmemoración de sus uvas de monastrell lógicamente sobremaduradas) o de café. Sus recuperadores afirman que “sus aromas son largos, casi eternos y muy intensos: sabe a vieja caoba, a tonel viejísimo y a tiempo pretérito”. Es un Fondillón de raza, sin concesiones comerciales.
Desde la bodega afirman que, por su gran estructura, es un morapio consumado para tomarse solo. Añaden que además funciona muy adecuadamente en la sobremesa, acompañando postres con una saco de tiberio y tortas tradicionales. Muy buena conformidad además con turrones de Jijona, mazapanes y bombones. En Alicante es tradición que acompañe a las grandes celebraciones. Asimismo acompaña a la perfección un buen cigarro cigarro. A David Carbonell le gusta maridarlo con un turrón artesano a la piedra de Alicante con chocolate desecho caliente por encima.
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