* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Los primeros que vieron que el oportunidad donde ahora está el Paseo de Indulgencia era el futuro inmediato de la ciudad de Barcelona, fueron los promotores del ocio.
Rápidamente se hicieron con la propiedad o el arriendo de los terrenos de la zona para instalar en ellos jardines de ocio, para que los barceloneses pudieran pasear y divertirse, allá de la estrechez de la antigua ciudad amurallada.
Una de las primeras construcciones antiguamente de que se crearan los jardines fueron las fuentes monumentales, que debían embellecer el paseo. A la valor de la coetáneo Diputación, se situaron dos pequeños surtidores.
A la valor de la coetáneo calle Provença, se ubicó una fuente dedicada a la campiña. El oportunidad escogido constituía la frontera natural entre los municipios de Barcelona y la Villa de Gràcia, por lo que su ubicación tenía un doble significado.
La fuente de Ceres
Pero, la fuente que debía embellecer el Paseo de Indulgencia a principios del siglo XIX fue una construida en medio de las entonces extensiones agrícolas. Se dedicó a Ceres, diosa romana de la agricultura, del crecimiento de las plantas y de las buenas cosechas, obra del cincelador igualadino Celdoni Guixà.
Fue instalada en junio de 1830, pero con el auge y la colonia de la zona fue trasladada en mayo de 1874 al extrarradio del Poble Sec hasta 1918, en que fue trasladada a la montaña de Montjüic
El primer oasis, inaugurado a principios de 1840, fue el de El Criadero, que excepto de realizar la faena de semillero municipal, en el que se criaban árboles, se convirtió en el primer oportunidad de ocio.
El dominio tenía una superficie de 1,2 hectáreas y un frente de unos 80 metros se encontraba entre la Gran Vía y Diputación. Tenían en su parte central una fuente conocida como el canario Canarí. Los jardines, en 1863, pasaron a convertirse en el Rosaleda de las Delicias.
El primer Teatro Castellano
Con motivo de presentar la ciudad su candidatura a celebrar la Exposición Universal de 1888, los dirigentes del oasis se pusieron en contacto con del arquitecto Antoni Rovira i Trias, para que construyera en su interior un teatro de madera, con un extensión cercano a los 2.000 espectadores.
Fue inaugurado como el primer teatro Castellano, que tuvo la ciudad, el 21 de mayo de 1870, donde se realizaron óperas y zarzuelas, representaciones teatrales y conciertos de celebridades.
Esto provocó que el Cabildo tomara la determinación de solucionar el mal estado del paseo
El 4 de diciembre de 1886, La Vanguardia, en su página 3, publicaba la futuro anuncio: "Se ha empezado a construir unos nuevos pasos adoquinados a través del riachuelo central del paseo de Indulgencia. Ya era hora".
Con motivo de la Exposición Universal, realizó una reforma para convertirse en uno de los mejores locales de la ciudad. Pero, la alboreo del 17 al 18 de noviembre de 1889, sufrió un horrible incendio que terminó con su existencia. La Vanguardia del día 18, en su página 3, daba cuenta de la anuncio.
El Tívoli
En 1848, apareció el oasis del Tívoli, construido en unos terrenos adyacentes al nuevo paseo propiedad de Bernardo Agustín de Las Casas, futuro suegro de Serafí Pitarra. Constaba de dos espacios delimitados por una modesta construcción a modo de invernadero, donde además estaba la vivienda de la persona que cuidaba el oasis y se servían refrescos para los visitantes.
El Tívoli estaba situado entre las actuales calles de Consell de Cent y Valencia. El ámbito contigua al Paseo de Indulgencia estaba dedicada a las flores ornamentales y a su saldo, mientras que la que quedaba detrás del edificio estaba reservada a árboles y plantas aromáticas.
Los Campos Elíseos
Viendo el éxito atrapado por el Tívoli, el 12 de abril de 1853 fueron inaugurados Los Campos Elíseos, diseñados por Josep Oriol Mestres i Esplugas. Ocupaban unas seis hectáreas y estuvieron abiertos 20 primaveras. Fueron sin duda los más populares, contando con un parque de atracciones, que fue el primero que se construyó en la ciudad.
El perímetro abarcaba unas ocho manzanas actuales, estaba situado en lo que hoy sería el espacio que ocupan las actuales calles de Aragón a Rosellón y del Paseo de Indulgencia a Roger de Lauria.
El perímetro tenía exuberantes jardines que estaban rodeados de caminos, con plazas y glorietas, donde había cafés, salas de ballet y restaurantes.
Entre las atracciones se encontraban pabellones de tiro, de billar francés, de tiro con ballesta, para los más pequeños, columpios, tiovivo, toboganes… Una feria continua. Había un pequeño zoo, en el que se exhibían aves exóticas.
En la plaza central tenían oportunidad los espectáculos, conciertos y bandas de música
La temporada de verano empezaba en el mes de junio con las fiestas de San Juan y acababa el mes de septiembre posteriormente de las fiestas de La Mercè. Durante ese tiempo, el oasis era de cuota. Para los asiduos existía un estiércol anual. Las atracciones se pagaban excepto.
En 1854, se inauguró el Rosaleda de la Sirena, situado entre los de Tívoli y Euterpe. Tenía un salón café con unos toldos para contemplar las representaciones teatrales y musicales que se realizaban encima de un marco.
Desaparecido en 1862, con el tiempo en aquel oportunidad fue inaugurado, el 16 de abril de 1932, el cine Publi, construido por Josep María Sagnier, hijo de Enric Sagnier i Villavecchia, y el interiorista Santiago Entorno.
Jardines de Euterpe
El 5 de junio de 1857 se inauguraron los Jardines de Euterpe. Josep Anselm Clavé que dirigía los conciertos de la Sociedad Coral La Fraternidad en los Jardines de la Sirena, se encontró con una serie de problemas con el Cabildo para desarrollar su función, por lo que se decidió fundar un nuevo restringido.
La nueva empresa de los Jardines de Euterpe se instaló en unos terrenos que estaban entre las calles Gran Vía, Valencia y Rambla de Catalunya, Paseo de Indulgencia, con entrada por la Rambla de Catalunya.
Como los demás jardines, en sus instalaciones se podría encontrar una cafetería, un salón de ballet, restringido para conciertos y zonas de paseo y atracciones. Su vida fue muy corta, ya que los propietarios del dominio no quisieron renovar el entendimiento.
Oportuno a la fiebre urbanística que por aquel entonces vivía la ciudad, los propietarios prefirieron brindar el dominio a la edificación de viviendas. Cerró sus puertas el 20 de octubre de 1961.
Prado Catalán
A posteriori abriría el Prado Catalán, inaugurado el día de Sant Jordi de 1863, situado en la manzana delimitada por la Gran Vía, Pau Claris, Paseo de Indulgencia y Caspe, que funcionó hasta el 1883.
En su interior se encontraban jardines, surtidores y cascadas de agua, un café y un teatro donde se representaban piezas dramáticas y zarzuelas.
Dada la proximidad del Prado Catalán a la ciudad le hizo ser una seria competencia para los otros jardines que estaban más alejados y, por lo tanto, eran de un acercamiento más difícil. Cerró sus puertas en 1883.
Teatro Novedades
En 1885, parte del solar del Prado Catalán fue ocupado por el nuevo Teatro Novedades. El primitivo, que hasta julio de 1884 estuvo situado en el chaflán de la Ronda de San Pedro con el Paseo de Indulgencia, donde hoy se encuentra situado la casa Pascual Pons.
Era de madera, con capacidad para 1.200 personas y había sido inaugurado en 1869 con el nombre de Salón de Novedades. Se representaban obras de teatro, zarzuela y ópera.
Se construyó a continuación del Café Novedades que se había inaugurado en 1884 y ocupaba la arista de Paseo de Indulgencia con Caspe.
La ciudad que había estado encorsetada adentro de las murallas, se convertía en pelea para arquitectos constructores y era el punto de partida del futuro Paseo de Indulgencia.
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