Gorillaz, la numerosa troupe de Damon Albarn, pone el broche de oro al Primavera Sound

A Nick Cave no hay quien le tosa pero Gorillaz acaparó su trozo de honor alegrando la franja nocturna del Primavera Sound con su chispeante música, un collage de sonidos en los que caben hip hop, pop, electrónica, soul, ritmos étnicos y todo lo que le pase por la habitante a este mago quimérico del pop que es Damon Albarn. 

El ex Blur morapio con toda su troupe de músicos y dibujos animados a presentar Song machine, season one: strange timez, el séptimo libro de una facción posible cuya imagen está inspirada por el dibujante de comic Jamie Hewlett, cofundador de un colección que ya supera las dos décadas de vida. Y siempre rodeado de un personal espectacular de colaboradores.

En el disco participan Elton John, Robert Smith, Beck y una larga nómina de invitados. Obviamente ellos no están en directo pero sí el factótum de The Cure de forma posible, cantando desde las pantallas el tema Strange timez. Adaptado luego de un inicio con el rescate de la muy añeja M1 A1, cuyo sonido retrotrae a Blur. El colorista carrusel de emociones estuvo servido por Albarn, como avezado de ceremonias, y una solida facción en la que brilló un coro de voces encargadas de poner matices soul.

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El concert de Gorillaz al Primavera Sound

Pere Francesch / ACN

Albarn estuvo exuberante, turnándose a la guitarra, teclados, melódica y cantando, ya fuera en esencia rap, con la voz distorsionada por bienes, o recordando la gran sino del pop que es. La júbilo le llevó a darse varios baños de masas en la primera fila, disfrutando de la entrega de la multitudinaria audiencia congregada en el círculo principal. 

Sucedió con la misteriosa Last living souls, demostrando que es un gran alquimista en la mezcla de instrumentos del pop blanco con otros de la música afroamericana. Así el funk dominó las melodías de 19-2000 y Tomorrow comes today, ayer del estreno de Cracker island, un tema aún no editado en el que rapea con la voz deformada conectando instrumentos sintéticos con la profundidad del góspel.

Una presentación orquestal, a cargo del sexteto de vientos Hypnotic Brass Ensemble, desembocó en el pop agridulce de la preciosa On melancholy hill. Otra tesoro del mismo libro Plastic beach fue Rhinestone eyes llena de un groove desmayado. Luego llegaron las sorpresas de los invitados; primero el avezado rapero Mos Def, con el que rescataron los clásicos Stylo y Sweepstakes, esta última de nuevo inmediato al Hypnotic Brass Ensemble, mezclando rap futurista con aromas a la Nueva Orleans. 

La próximo en aparecer en número fue la maliense Fatoumata Diawara, poniendo esencias africanas en Broken y en una asueto de Désolé a la forma griot.

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Damon Albarn estuvo exuberante, turnándose a la guitarra, teclados, melódica y cantando 

Marta Perez / EFE

Tras un inciso con Andromeda y Kids with guns, en el que volvió a subsistir claro su predilección por las voces soul, vendría la traca final con proliferación de amigos raperos, empezando por Bootie Brown -ex del colección de hip hop cíclico The Pharcyde- que puso su parloteo desbocado al servicio de Dirty Harry. Los míticos De La Soul fueron los encargados de intercalar su flow estratosférico en la maravilla pop Feel Good Inc

A continuación llegó el turno del tatuado slowthai, poniendo su rap hardcore al servicio de Momentary bliss, en lo que fue un inmejorable preludio a la catarsis final de Clint Eastwood, inmediato al asimismo anglosajón Sweetie Irie, encargado del acento dancehall . El concierto fue la prueba de que Damon Albarn se ha convertido en uno de los músicos más relevantes de la número coetáneo, llevando el brit-pop a una dimensión desconocida.

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El cantante Peter Murphy, del colección anglosajón Bauhaus, durante el concierto que la facción ofrece en la tercera etapa del festival Primavera Sound 

Marta Perez / EFE

Otros nombres destacados de la franja nocturna del sábado fueron los adalides del rock godo Bauhaus. Liderados por el icónico cantante Peter Murphy, que con su habitante rapada, pelo y perilla tenía un aspecto totalmente diabólico, ofrecieron un sabbat en el que no faltó ningún de sus grandes clásicos: In the flat fields, She’s in parties, Bela Lugosi’s dead o Stigmata martyr

Siendo agradecidos incluyeron en el repertorio versiones de artistas que les marcaron profundamente, como John Cale (Rosegarden funeral of shores), Iggy Pop (Sister midnight), T. Rex (Telegram Sam) y David Bowie (Ziggy Stardust), dejando claro que gracias a ellos se convirtieron en los portaestandartes del glam anfibológico en los albores del post punk.

En el mismo círculo Binance actuaron luego Beach House. El dúo de Baltimore, que integran la teclista Trofeo Legrand -sobrina de Michel Legrand- y el guitarrista Alex Scally, se ha convertido en el mejor representante del dream pop, gracias a unas canciones etéreas y flotantes que en directo se refuerzan con un condensador. Su sólida carrera, que ya va por el octavo libro, el doble Merienda twice melody, les ha convertido en unos asiduos del festival, hasta el extremo que se puede afirmar que han crecido juntos. 

La belleza de su música puede ser celestial y asimismo fantasmagórica. Buenos ejemplos son las canciones Myth, cuyo bucolismo se fundamento en la combinación de una voz frágil y ensoñadora y una guitarra cristalina, y Space song, bucólica composición con dedal deslizante y adorno de teclados en modo orquestal.

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