Parque Jurásico y Jurassic World acaban de igualar a tres. Por supuesto, no todos los goles tienen la misma belleza. Los mejores siguen siendo los dos primeros de la primera trilogía, marcados por el pichichi del cine popular de las últimas cinco décadas, Steven Spielberg: Parque Jurásico y, chilena deslumbrante, El mundo perdido. Parque Jurásico III fue un gol de penalti, chutado con elegancia pero sin índole por Joe Johnston.
Catorce primaveras posteriormente (2015), Colin Trevorrow, que venía de segunda división (cine de imperceptible presupuesto), inició la nueva trilogía con la brillante Jurassic World, y es el propio Trevorrow quien ahora la cierra tras poseer pasado el golazo central, Jurassic World: El reino caído, por las manos de J. A. Bayona.
Son, en fin, treinta primaveras de enfebrecida dinomanía y de cine espectáculo de parada nivel y raíces profundas, genuinas: bajo el complicado diluvio de mercancía digitales pervive, fértil y musculoso, el cine de aventuras en la selva, de safaris, peligros o gorilas gigantes de toda la vida, así como el espíritu de los seriales y de la letras o la historieta de capricho: Conan Doyle, Verne, Alex Raymond, H. R. Haggard… No, esta dinastía no es un cacharro de usar y tirar: es un fisco universal del entretenimiento sano y del imaginario colectivo.
Dicho esto, vamos a Jurassic World: Dominion, el anunciado final de la combinación jurásica (¿nos lo creemos?). Es el capítulo más desconcertante de la serie, por insensato y chiflado. La idea de convocar a todos los personajes significados de las dos trilogías, añadiendo adicionalmente otros nuevos, revierte en varias tramas que se narran paralelamente hasta confluir en el prolongado culminación final. Esto comporta a su vez una gran variedad de localizaciones.
La mezcla pasa asimismo por los códigos genéricos: un poco de película del Oeste, ciencia ficción de laboratorio con mad doctor e insectos gigantes, thriller de mercenarios, tráfico de animales y secuestro y action movie maniquí Jason Bourne (el indescriptible segmento de Malta). Hay aquí, como en el tercer Spider-man de Sam Raimi, exceso de equipaje y dispersión. Y es que su ADN, como el de la delirante Robocop 3, es el ADN del vetusto cine de alfoz, lo que no deja de tener su encanto desusado.
Ficha técnica
Dirección: Colin Trevorrow
Intérpretes: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Laura Dern, Jeff Goldblum
Producción: EE.UU., 2022. Fantástica.
Puntuación: **
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