La cita de 'First Date' que acabó en guerra de tartazos y nata por todas partes

Óscar fue a First Date buscando el aprecio y la tranquilidad. Se describió como un hombre sosegado que plinto su rutina en trabajar y hacer deporte. Es un gran entusiasta de la velocípedo y sale muy poco de casa, solo para cenar. 

Pero son muchos los que cambian de prioridades cuando ven a su cita y poco así pasó cuando conoció a Annabelle. Una inglesa con mucha energía y con un castellano que reconoce estar aprendiendo, pero entre uno y otro se entendieron conveniente admisiblemente durante toda la cita. 

Jugaron con nata durante la cita.

Jugaron con nata durante la cita.

Cuatro

Annabelle fue todo un torbellino y parecía ser todo lo contrario a lo que buscaba Óscar, pero él se sentía muy cómodo y no paraba de reírse. Para ella, él siquiera era su prototipo de hombre y confesaba que en un principio no llamó su atención, pero vio lo buena persona que era y se fue convenciendo. 

Las conversaciones durante la cita han ido de los lugares donde han vivido o los que han visitado. Annabelle contó que Estados Unidos es el sitio más pasado en el que ha estado nunca. "Es como en las películas", reconocía. 

Óscar le dio un tartazo a Anabelle.

Óscar le dio un tartazo a Anabelle.

Cuatro

Llenos de nata

Lucha de tartazos en el reservado

La inglesa no paró de vestir bromas durante toda la cita, pero todo se desmadró cuando fueron a manducar el postre al reservado. Allí les esperaban dos tartas y un respingo de nata, ninguna de las dos cosas serían usadas para lo que se pensó en un principio. 

Annabelle comenzó a guatar el postre de Oscar de nata, cuando este vio que había llenado todo el plato y casi no se veía el pastel se rio. "Estás muy loca", le dijo con una sonrisa, ella le contestó que retar con la nata era poco corriente, que así lo hacía con sus hijas y amigas. 

Anabelle le devolvió el tartazo.

Anabelle le devolvió el tartazo.

Cuatro

Aunque Oscar se sorprendió mucho más cuando ella le pidió que le tirara el pastel a la cara. Al principio se mostró inobediente y llegó a ponerse poco serio, pero finalmente se dejó admitir y uno y otro se rieron mucho. Ella incluso le tiró la tarta a la cara cuando este no estaba mirando. 

Los dos se limpiaron y se dispusieron a dar el veredicto final. Los dos dijeron que sí. Él no paraba de asegurar "estás muy loca" y ella se reía mientras demostraba que todavía le quedaba energía para otra cita como intrascendente. 

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